Lorca, 75 años de enigmas y certezas
Proponen reabrir la investigación para dar con los restos del poeta asesinado en 1936
MADRID. Actualizado: GuardarSetenta y cinco años después de su asesinato, la figura de Federico García Lorca no deja de agigantarse. Su universalidad es una certeza confrontada al enigma sobre el paradero de sus restos. Lorca es, con Cervantes, la figura más universal de nuestras letras. Su vil asesinato y la tragedia de sus últimas horas forjaron la leyenda de un poeta que sabía que «solo el misterio nos hace vivir». Un mito que no tendría dimensión global sin el sostén de una obra dramática y poética tan poderosa como viva, con hitos como 'La Casa de Bernarda Alba', 'Bodas de sangre', 'Poeta en Nueva York' o el 'Romancero gitano'. Historiadores, admiradores y detractores han tratado durante estos años de localizar sin éxito sus restos. En 2009 se cerró una polémica investigación oficial que se presumía definitiva y que podría reabrirse si prospera la demanda del historiador malagueño Miguel Caballero y del arqueólogo aragonés Javier Navarro.
La conmemoración de los 75 años sin Lorca hubiera sido muy distinta de haber fructificado la fallida investigación para recuperar los restos de Federico, asesinado en agosto de 1936 en el barranco de Víznar. Aún desconocemos el lugar exacto en el que se enterró su cadáver y es muy probable que jamás se localicen sus restos, por más que se apunten nuevas posibilidades.
La última surgida de la investigación de Miguel Caballero Pérez para 'Las trece últimas horas en la vida de García Lorca' (La Esfera de los Libros) que reconstruye los últimos instantes de la vida del poeta. Caballero sostiene que el poeta fue asesinado al amanecer del 17, un día antes de la fecha validada hasta ahora y por la que se fijaban los reconocimientos y conmemoraciones el 18 de agosto, fecha del asesinato según el hispanista y gran estudioso de Lorca Ian Gibson. Asegura Caballero que a la una y media de la tarde del 16, un grupo de civiles y guardias de asalto detuvo a Federico García Lorca en casa de sus amigos, la falangista familia Rosales. En la madrugada del 17 fue asesinado y enterrado en una fosa. Para sustentar su tesis, Caballero argumenta que si el poeta hubiera sido retenido más tiempo, su familia, muy influyente en Granada, podría haber evitado su muerte.
Detalles
Caballero arma una detallada cronología de las últimas horas de la vida de Lorca. Aclara muchas de las incógnitas que quince lustros después de su asesinato rodeaban el luctuoso episodio. Aventura además un posible lugar de enterramiento de Federico no muy lejano al excavó sin éxito hace dos años.
Hasta entonces, y según testimonios coincidentes recogidos por Ian Gibson y el investigador y pionero en la búsqueda, el estadounidense Agustín Penón, se creía tener perfectamente localizado el lugar del enterramiento en Alfacar. En diciembre de 2009 se certificó que los restos de Lorca no estaban sepultados allí junto al maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, como se tenía por cierto.
Miguel Caballero sitúa ahora la fosa en un enclave muy próximo denominado Pago del Peñón Colorado. Localizado apenas 400 metros del lugar excavado hace dos años, según Caballero y el arqueólogo Javier Navarro Chueca, especialista en localización de fosas, «hay signos evidentes de un intervención humana».
Se refieren al alineamiento de grandes piedras sobre una depresión del terreno. Recuerdan que era una práctica común señalar las fosas de ejecutados con rocas. Navarro asegurar que una rápida intervención aclararía las cosas. «Con excavar cuarenta centímetros y un georradar, un arqueólogo experimentado podría determinar si hay o no un enterramiento», asegura.
Arqueólogo e historiador presentarán un informe a la Junta de Andalucía para reanudar la búsqueda de los restos. También reclamarán los familiares de los banderilleros la búsqueda en un enclave que fue ya señalado por el periodista granadino Eduardo Molina Fajardo en 'Los últimos días de Federico García Lorca', aparecido en 1982 tras la muerte de su autor y que la editorial 'Almuzara' ha recuperado.
Caballero da por buena la investigación de Molina Fajardo, admirador de Lorca vinculado al régimen franquista y director del periódico falangista 'Patria', para quien habría sido fácil obtener detalles de sus correligionarios. Reunió casi medio centenar de testimonios orales de personas muy próximas a los hechos y entre las que habría media docena «clave» según Caballero. En dos ocasiones Molina dibujó croquis señalando la ubicación de la fosa de Lorca. La izquierda prefirió mirar para otro lado en la transición y ninguneó la investigación del derechista Fajardo, por más que, según Caballero, «consiguiera confidencias de primero mano».
Caballero publicó antes 'Federico García Lorca, vocal de la Junta Nacional de Música y Teatros Liricos' (1932-1934), 'García Lorca en África. Crónica de un viaje al protectorado español de Marruecos' y 'La verdad del asesinato de García Lorca. Historia de una familia'.