Messi celebra junto a Cesc el tercer gol de los azulgrana, firmado tras una gran combinación entre ambos. :: MANU FERNÁNDEZ / AFP
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El Barça conquista una gran Supercopa

El valiente Madrid volvió a ser superior, pero el título, ensuciado al final, lo decidieron Messi y Valdés

MADRID. Actualizado: Guardar
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La guerra va a más, como se demostró con la lamentable tangana final tras una durísima entrada de Marcelo al debutante Cesc en el minuto 93. Se jugaban un título menor, el menos importante de la temporada, como reconoce José Mourinho, pero el Barça conquistó una gran Supercopa en un espectacular duelo a doble partido contra un Real Madrid que ha perdido el miedo a los azulgrana y ha dado un paso importante, aunque volvió a sufrir una derrota de las que duelen. El valiente Madrid volvió a superar al Barcelona, sobre todo en la primera parte de un choque trepidante, inmenso, de los que hacen afición. Sin embargo, el primer título de la temporada se lo llevó el Barça, y los azulgrana ya han dado el primer golpe psicológico, aunque después de lo visto en el Bernabéu y en el Camp Nou, el Madrid puede sentirse satisfecho. En absoluto de lo que ocurrió ya en el tiempo añadido cuando se produjo la pelea masiva, pero sí de su rendimiento durante 90 minutos. El Madrid puso el fútbol, pero el título lo decidió el genial Messi, y las paradas de Valdés.

Al Madrid le ocurrió lo que en el partido de ida. Pudo irse al descanso con un 1-3 en contra, y en el último minuto de la primer parte, otra genialidad de Messi dio un golpetazo a los blancos. Solo gracias a Messi y a Valdés, que salvó tres goles en ese periodo -con larguero incluido a zapatazo de Cristiano-, el Barcelona fue capaz de superar en el marcador, que no en el campo, a un equipo madridista de nuevo muy atrevido que quitó el balón a los azulgrana con una presión espectacular y convirtió el choque en un duelo vibrante, espectacular. El equipo de Mourinho volvió a dominar al favorito, en su propio terreno, impidió que funcionase el toque, y tuvo contra las cuerdas a los azulgrana después del empate. Si no llega a ser por Valdés, el Barça hubiese sucumbido, y merecidamente, durante esa fase en la que los madridistas, incansables, en un momento de forma sorprendente para estar en agosto, creó pánico en la defensa de los de Guardiola. Hasta Piqué tuvo que cambiarse a la derecha para intentar frenar el desaguisado.

Sin embargo, el Madrid también defendió mal al Barcelona. En el fantástico gol de Iniesta tras un pase en largo genial de Messi, que dejó tirados a Carvalho y Khedira, en el 2-1, y en otro par de acciones de Pedro, que dejó en evidencia a Coentrao. Sorprendió Mourinho al alinear al portugués en el puesto de Marcelo, cuando todo apuntaba a que el fichaje de los 30 millones iba a sustituir a Di María en el centro del campo. Coentrao se vio desbordado por Pedro.

El esperado toque azulgrana apareció muy poco, porque el campeón de Copa apenas dio tiempo a pensar y a moverse al de Liga. Con una presión adelantada sin respiro del Madrid ante la que el Barcelona comenzó cegado, sin poder maniobrar, otra vez le bastó al Barça un primer remate a puerta para abrir el marcador. Surgió la magia de Messi en el medio campo para ponérsela a Iniesta, y el héroe del Mundial no tembló para colársela por arriba a Casillas ante la salida del portero. De nuevo decidía la efectividad. Al Madrid, en cambio, le falló el remate, aunque dio mucho trabajo al guardameta local. Sin embargo, Cristiano, que le tiene unas tremendas ganas al Barça, igual que Messi se motiva aún más con el Madrid enfrente, sí enchufó la segunda que tuvo. A los 35 segundos lanzó un trallazo a Valdés que despejó el meta.

Veloz y vertical

Lo mejor para el Madrid y para el espectáculo fue que los de Mourinho no quedaron tocados con el 1-0. Siguieron en su línea de desactivación del fútbol del Barcelona y de buscar sin miramientos la portería rival. Y reaccionaron aún con mejor fútbol a partir del empate, mientras los azulgrana, sin apenas poder cruzar el medio campo, y Xavi casi sin aparecer, sufrían para sacar el balón y abusaban de los balonazos. El Madrid había logrado una vez más ser superior, pero le faltó el remate para certificar su actitud ambiciosa y su fútbol veloz y vertical. Los blancos inclinaron tanto el partido que en solo tres minutos Valdés debió evitar dos tantos. A un derechazo de Cristiano que casi le dobló las manos y se estrelló en el travesaño, y a otro disparo envenenado de Özil. Ahí perdió el Madrid su gran oportunidad, y cuando el Barcelona seguía jugando en largo, sin crear peligro, llegó otro momento de Messi para que el argentino diese ahí más de medio título a los suyos, siguiese con su racha de destrozar al Madrid, e igualase, de paso en ese momento, los goles de Raúl en la Supercopa. Al final superó la marca.

Buscó Mourinho un revulsivo (Marcelo por Khedira) para una segunda mitad en la que el Barcelona tuvo que seguir empleándose defensivamente, porque el Madrid siguió al ataque y no se tomó un respiro. Lo peor fue que el choque estuvo mucho más trabado y se endureció, y ahí se convirtió en gran protagonista, cómo no, el descerebrado Pepe, con un codazo con clarísima intención a Messi en el medio campo, y poco después un manotazo a Piqué en el área madridista. Se ganó la amarilla el central portugués mientras el Barcelona intentaba tomar algo de aire y casi rezaba porque aquello acabase, porque igual que Casillas impidió que Messi pusiese la sentencia definitiva ante Casillas, también Sergio Ramos rozó el gol. En defensa, el Barcelona tuvo que trabajar muchísimo. En ese periodo no concedió tantas oportunidades al Madrid, pero los blancos volvieron a empatar gracias a ¡Pepe! y Benzema, y aunque cayeron cuando acariciaban la prórroga, se marcharon con la cabeza muy alta.