ELECCIONES GENERALES

Una agenda exterior muy casera

El líder del PP solo ha salido de España en tres ocasiones desde 2009, frente a un Aznar que realizó varias giras antes de llegar a la Moncloa Rajoy se ha reunido este año con 19 dirigentes extranjeros, pero en Madrid

MADRID. Actualizado: Guardar
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José María Aznar reprochó hace poco más de un mes a José Luis Rodríguez Zapatero que no hubiera viajado a América Latina ni una sola vez en dos años. El expresidente, durante la clausura de los cursos de FAES a la que también asistió Mariano Rajoy, alertó al futuro Gobierno -no tiene ninguna duda de que será del PP- de que tendría que trabajar mucho para recuperar tanto «la mejor posición» para España en una Europa abierta con una política coherente y sensata hacia Iberoamérica cuando «por fin termine este paréntesis de malos gobiernos». Aznar siempre dio mucha importancia a su agenda internacional. Antes de acceder a la Moncloa (1996) protagonizó varias giras que le llevaron a Israel, Marruecos, Argentina, Chile, Reino Unido o Francia, entre otros países.

Los reparos que dedicó Aznar a Zapatero casi valdrían también para su sucesor al frente del PP. La hoja de ruta en ultramar de Mariano Rajoy resulta exigua.

El líder del PP comparte la visión de su predecesor, aunque difiere en la necesidad de subirse al avión. El candidato popular a las elecciones generales del 20 de noviembre solo ha visitado tres capitales extranjeras en los dos últimos años: Bogotá, donde inauguró una sede del PP en Colombia; Bruselas, para participar en un cónclave de los populares europeos y Berlín, como invitado a una conferencia de la prestigiosa fundación Konrad Adenauer.

Esto no significa que Rajoy haya soslayado sus obligaciones internacionales como jefe de la oposición en España. De hecho, en lo que va de año ha mantenido 19 contactos directos con mandatarios y altos dirigentes internacionales, entre los que destacan Hillary Clinton, Alain Juppé o Nick Clegg. Eso sí, todos ellos aprovechando las visitas oficiales a España de estos dignatarios con los que se vio en hoteles de la capital o en la sede que la formación posee en la calle Génova.

El próximo día 31, tras presidir dos sesiones de la dirección del partido, retoma sus desplazamientos: acudirá a un cónclave de los conservadores portugueses del PSD, invitado por el primer ministro luso Pedro Passos Coelho. Resulta obvio que Rajoy ha primado los problemas domésticos, en especial, la crisis económica -asunto sobre el que lleva preguntado en el Congreso al presidente del Gobierno durante los dos últimos años- y las campañas de las catalanas y de las municipales y autonómicas del 22-M.

Rajoy ha delimitado en estos últimos años su ideario en política exterior. Ha reivindicado para España, al igual que hizo Aznar en el pasado, el papel de nexo entre Europa e Iberoamérica. Una región que califica de «esencial» para el futuro de España. El PP deja claro que sus socios en el continente no serán los mismos que los del Ejecutivo socialista -entre los que citan a Cuba, Venezuela o Bolivia-, al menos hasta que no cambien sus máximos responsables.

Iberoamérica

Sus despachos en Madrid ha tenido como principales protagonistas a jefes o exjefes de Estados latinoamericanos. En estos primeros ocho meses, y aprovechando sus estancias oficiales en nuestro país, intercambió opiniones con Ricardo Martinelli, Michel Martelly y Sebastián Piñera, presidentes respectivamente de Panamá, Haití y Chile. Alejandro Toledo, exmandatario de Perú, completa esta nómina. En febrero, además, organizó una cena con representantes del centro-derecha de Venezuela, Colombia, México, Ecuador, Perú, Bolivia, Uruguay y Argentina.

El PP mira más a Europa. Rajoy ha adelantado que algunos de sus ministros deberán pasar más tiempo en Bruselas, participando de manera activa en las decisiones de la UE, que en España. Tal vez se trate de una hipérbole, pero Rajoy suele poner el máximo énfasis en sus intervenciones en « recuperar el prestigio de la marca España y conseguir que nuestro país vuelva a ser sinónimo de emprendimiento, empleo, innovación y prosperidad».

En marzo, un inesperado resfriado privó a Rajoy de participar en un sanedrín de mandatarios de centro-derecha europeos, previo a la decisiva cumbre de la UE sobre Grecia. El PSOE valoró esta ausencia de otra manera: aseguraron que Rajoy quiso evitar «un tirón de orejas» de Merkel y Sarkozy por no apoyar las medidas de ajuste puestas en práctica por el Gobierno español.

Rajoy también ha pulsado desde Madrid el termómetro de Oriente Medio. En febrero departió con el presidente de Israel, Simon Peres, y el mes pasado, con Mahmud Abbas, líder de la Autoridad Palestina. En ninguno de los casos hizo declaraciones al terminar dichas citas.