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Cameron descubre la mano dura

El líder conservador defendió un enfoque social de la violencia cuando estaba en la oposición

LONDRES. Actualizado: Guardar
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«A nosotros, la gente de traje, las capuchas nos parecen agresivas, el uniforme de un ejército rebelde de jóvenes gánsters. Pero las capuchas son más defensivas que agresivas. Es la forma de permanecer invisible en la calle. En un ambiente peligroso lo mejor es agachar la cabeza y no desentonar». Esta reflexión es de David Cameron, el primer ministro británico que se vio forzado a interrumpir la noche del lunes sus vacaciones familiares en Italia para regresar a Reino Unido en medio de una crisis de violencia y saqueos protagonizada por jóvenes encapuchados.

Pero su defensa del «uniforme» de los guetos británicos, que difundió en un discurso popularmente titulado 'Abrazar a los encapuchados', se remonta al verano de 2006, cuando era líder de la oposición e intentaba promover una imagen liberal y comprensiva del Partido Conservador.

«La gente quiere que los políticos se pregunten: '¿Qué ha llevado a esos jóvenes a cometer un crimen? ¿Cuáles son las causas del crimen?'. Porque si uno está enfermo no basta con poner una tirita. Hay que llegar al fondo de la enfermedad», añadió. Hace unos días, cuando aún se cambiaban los cristales de los escaparates rotos a golpes de ladrillo y se recogían los escombros de los solares quemados, Cameron también afirmó que la sociedad británica «está enferma», pero como remedio solo prometió mano dura.

El primer ministro emitió el claro mensaje de que la cárcel será el destino inmediato de todos los convictos de robo, agresión o vandalismo durante los disturbios. Muchos de los 2.250 detenidos en todo Reino Unido son los mismos encapuchados que, según explicó Cameron hace cinco años, viven en un ambiente de «ruptura familiar, drogas y abuso de alcohol cuando deberían estar en hogares donde reina el amor». Los «jóvenes gánsters» le han pasado la factura y dado un oportuno motivo para desplegar recursos autoritarios y una armadura moralista que apaciguarán a la derecha 'tory'. «Necesitamos un código más claro de los valores y criterios que se esperan en la convivencia social, y castigos más duros para los que cruzan la línea», dijo esta semana frente al 10 de Downing Street.

Música rap

Los encapuchados están una vez más en el objetivo de Cameron. Pero no como víctimas de privación social, sino como autores de actos de «criminalidad, pura y simple». Estos chavales forman parte de las bandas callejeras a las que el primer ministro ha declarado la guerra. Proliferan en los complejos de viviendas sociales de las barriadas, con uno o dos cabecillas que son respetados por el resto del grupo. Cada banda defiende su territorio y opera como una familia de mafiosos: atacan con navajas, o en ocasiones pistolas, a quien se mete con sus miembros, les roba o les da una paliza.

Las bandas se dan a conocer al resto de la sociedad en elaborados vídeos que cuelgan en You Tube y otros portales de Internet. Mark Duggan, el mulato cuya muerte en Tottenham por un disparo de la Policía fue el chispazo que prendió la fogata de saqueos, había fundado al parecer su propia banda, 'Star Gang'. Es una escisión de 'Gang N17 Farm', en referencia al complejo de viviendas sociales y al código postal londinense donde ambas operan. Sus vídeos con música rap, letras que hablan de dinero, ambición y sexo, encuadradas en coreografías agresivas, están en la web como gráficas tarjetas de presentación. Una diputada laborista del centro de Londres, Karen Buck, ha llamado la atención sobre el «increíble talento empleado en hacer música y vídeos que luego se dirigen hacia la confrontación y agresión». «Sería magnífico poder conducir todo eso hacía cosas más positivas», propone la parlamentaria.

La presión por ingresar en una de estas banda comienza en el colegio, apenas cumplidos los 12 años. Y, según explican los que trabajan con jóvenes vulnerables, «no es necesario pasar una prueba de iniciación, pero participar en una fechoría con el resto del grupo es indispensable». Protección, respeto, popularidad y una tajada de los beneficios en la venta de drogas se encuentran entre los réditos a corto plazo para los que son aceptados en la 'familia' del gueto.

El problema de las bandas juveniles se arrastra desde hace décadas. La violencia tiende a concentrarse en sus propios territorios, con mutuos ajustes de cuentas que cada año dejan una factura de más de medio centenar de asesinados menores de 20 años. Pero si los indicios de la Policía son ciertos, este mes de agosto los líderes han aparcado las viejas rivalidades para coordinar ataques y saquear los comercios de distintos núcleos urbanos a un ritmo prácticamente simultáneo.

El problema es antiguo y los planes de acción de las distintas administraciones han aportado escasos frutos hasta la fecha. Cameron va a aplicar una herramienta ensayada con cierto éxito en Estados Unidos: las órdenes de alejamiento que prohíben al miembro de una banda acercarse a una zona determinada. También ha reclutado como asesor a William 'Bill' Bratton, un exjefe de policía que se enfrentó al crimen de Nueva York y a las bandas de Los Angeles.

El 'superpoli' estadounidense ha aceptado la invitación del primer ministro, pero ha advertido de antemano que la prisión no es la única respuesta al crimen juvenil. «Es un reto de mayor envergadura para nuestra sociedad, que implica tratar con gente a la que hemos ignorado durante mucho tiempo ayudándoles a que se sientan parte activa y contribuyente de la sociedad», explicó Bratton a la BBC.

Y dijo más el futuro asesor de Cameron. «La detención es apropiada para los más violentos, los incorregibles, pero muchos de los casos se tienen que abordar de otra manera. No es solo cuestión de policía, en realidad en un problema social». Downing Street contratará a Bratton como asesor por un periodo de tiempo no especificado.

Tottenham se manifiesta

Una semana después de que comenzaran los graves disturbios en Tottenham, cientos de vecinos del barro de manifestaron ayer por la tarde para rechazar la violencia y, al mismo tiempo, exigir una explicación detallada de las circunstancias que rodearon la muerte de Mark Duggan por el disparo de un policía.

La marcha en recuerdo del suceso, que se sitúa en el origen de la explosión de violencia que sacudió primero Londres y los días siguientes otras grandes ciudades del país, sirvió además para protestar por los recortes que el Gobierno Cameron impulsa dentro de su plan de austeridad. «Los bancos son los verdaderos saqueadores», decían algunas de las pancartas de una manifestación estrechamente controlada por una enorme presencia policial.