MUJERES CON RABITO

A Gloria Steinem, la legendaria feminista americana, no le gusta 'The Playboy Club', uno de los estrenos de la nueva temporada en la cadena NBC. La serie se sube al carro 'vintage' y preciosista de 'Mad Men', igual que lo hace (o lo hará) 'Pan Am', de la ABC. Las tres producciones eligen para su desarrollo la oscura época sexual de los 60. Época de apertura pero también de misoginia rampante y doble moral. Como ahora pero sin pudor. La diferencia aparente está en que mientras 'Mad Men' está protagonizada por publicistas, las nuevas lo están por conejitas y por azafatas. Antes de verlas ya da la impresión de que chicas y sexo van a ser el tema central. Gloria Steinem la ha tomado con la centrada en el Club Playboy porque tiene más conocimiento de causa. Si Josefina Carabias se puso a trabajar de camarera en el Ritz, Gloria Steinem se infiltró 1963 como conejita en el club de Nueva York para un artículo en la revista 'Show' (pieza que luego dio lugar a la película para televisión 'A Bunny's Tale'). Allí comprobó que los clientes no respetaban la norma de Heffner («se mira pero no se toca») y concluyó que ser un objeto sexual, incluso uno casto, era degradante y deprimente. Que tampoco era un gran descubrimiento, solo que lo intelectualizó.

Ahora, Steinem, como antigua conejita de un club ya desaparecido, pide el boicot a la serie. Sobre todo porque un ejecutivo de la NBC ha soltado que 'The Playboy Club' va sobre el poder de las mujeres. Steinem no solo dice que era el sitio con peor gusto sobre la tierra sino que la serie normaliza la pasividad, la prostitución y la dominación masculina. No sé. Yo dudo mucho que 'Mad Men', que es la que conozco, normalice la pasiva dominación de género. Por muy bonita que sea, lo retratado en ese sentido suele producir rechazo visto ahora (la visita al ginecólogo o cómo se trata a las mujeres en general). Negar eso también sería una impostura. Es memoria histórica, aunque fabricada hoy con un perfecto paquete. Lo peor es que sea mala, no que retrate lo feo. Y no entro en el poder que tiene una mujer con rabito.