![](/cadiz/prensa/noticias/201108/13/fotos/7128800.jpg)
La Policía se revuelve contra Cameron
Los responsables de la seguridad creen «irrelevante» la intervención política en la crisis
LONDRES. Actualizado: GuardarLos altos cargos de la Policía británica descalificaron ayer como «irrelevante» el papel de liderazgo en el control de los violentos disturbios que se ha adjudicado el primer ministro, David Cameron, desde su retorno a Reino Unido, el martes. Esa noche, Scotland Yard desplegó 16.000 agentes en las calles de Londres -casi el triple de los operativos movilizados el día anterior- y actuó con una férrea intransigencia contra los violentos. La situación se calmó en Londres y el jefe del Gobierno de coalición se apresuró a reivindicar el éxito final de la operación. «Después de un evento de esta envergadura, siempre hacen comentarios los que no estuvieron allí», puntualizó ayer el jefe en funciones de la Policía de la capital, Tim Goodwin, en alusión a la ausencia por vacaciones de Cameron y la mayoría de los ministros.
Los disturbios han dañado la reputación de Scotland Yard. Empleó tácticas contrastadas en el control de manifestaciones, que se han demostrado ineficientes para atajar la explosión de pillaje y vandalismo desatada desde que saltó la chispa en Tottenham, hace hoy una semana. Los violentos actuaron como en una guerra de guerrillas, atacando múltiples objetivos en distintos puntos de la capital. Al sonido de las sirenas de los coches patrulla, los jóvenes se dispersaban y se dirigían hacia otro punto vulnerable.
Una y otra vez, la Policía llegó tarde o sin los refuerzos adecuados para impedir los destrozos, incendios y saqueos. Ante el fracaso de las fuerzas del orden, los actos de pillaje se extendieron desde el foco original, en el este de Londres, a otros barrios de la capital y de las principales ciudades inglesas.
Poder y vacaciones
Scotland Yard ha sido foco de feroces críticas en foros de opinión y los medios de comunicación. Pero su orgullo quedó seriamente dañado en la intervención de Cameron y la ministra del Interior, Theresa May, en los debates de emergencia celebrados el jueves en los Comunes. El primer ministro desacreditó como «insuficientes» las tácticas y valoración de una situación que, según lamentó, los altos cargos policiales «inicialmente trataron demasiado como una cuestión de orden público, cuando esencialmente era de criminalidad». May, por su parte, denunció la falta de agentes en las calles y la actuación «insuficientemente contundente», entre otros fallos de inteligencia y estrategia.
Desde entonces, los altos mandos han lanzado una ofensiva contra el Gobierno, que ha abierto un cisma entre poder político y policial. «Que los políticos decidieran regresar (de sus vacaciones) es irrelevante para las tácticas que estamos empleando», dijo enfurecido a la BBC el presidente de la Asociación de Oficiales de Policía (ACPO), sir Hugh Orde. Y tras recordar que Interior no tiene «poder» para cancelar las vacaciones de la Policía, añadió: «Las tácticas más contundentes no fueron consecuencia de una interferencia política».
El choque llega en un momento delicado en las relaciones entre el Gobierno y la Policía. En pie está una profunda reforma del servicio y un recorte del gasto policial que, según advirtió el presidente de ACPO, echando por tierra las promesas de Cameron, llevará «inevitablemente» a una reducción de operativos en las calles de Londres.
Orde pertenece a la elite de la seguridad de Reino Unido y estuvo al mando de la Policía de Irlanda del Norte hasta 2009. En ACPO representa a las 44 fuerzas policiales del país, lo que le garantiza un puesto crucial en el gabinete de emergencia que Cameron ha convocado cada mañana desde que retornó de sus vacaciones en Italia. Su nombre se baraja entre las opciones con mayores probabilidades de hacerse con el control de Scotland Yard, que perdió a su máximo responsable por el escándalo de las escuchas en el ya cerrado dominical de Rupert Murdoch.
La muerte de Mark Duggan
La Policía de la capital afronta además otro asunto pendiente: la muerte de Mark Duggan, el hombre de 29 años que murió el día 4 en Tottenham por el disparo de un agente, en una operación para reducir las armas de fuego en el seno de la comunidad caribeña. Este suceso, y la posterior petición de información por parte de la familia del fallecido desatendida por Scotland Yard, están en el origen de los disturbios que estallaron en el barrio el sábado pasado y de toda la crisis que vino después.
La Comisión de Quejas contra la Policía rectificó ayer sus primeras informaciones a la prensa, en las que señalaba que la muerte de Duggan se había producido en un «intercambio» de disparos. El fallecido no llegó a usar su arma.