
«Hemos ganado la batalla pero somos perdedores en esta guerra»
Los expropiados por la obra del tranvía no se fían de la Junta y temen que el nuevo proceso que se abre no resuelva sus demandas
SAN FERNANDO. Actualizado: GuardarDos botones desabrochados de su camisa dejan entrever una pequeña chapa con el rostro de su mujer. Siempre la tiene presente y cada vez que sale alguna noticia referente al tranvía a su mente vuelven todos los recuerdos llenos de frustración, incertidumbre, los malos ratos que pasó con ella, sus lágrimas. Un tormento que guardó hasta sus últimos días de vida. «Al principio les dije que si me daban 200.000 euros yo me iba sin problemas. Me llamaron loco y me respondieron que fuera a los tribunales. Eso hice. La Justicia me dio la razón, ahora son ellos los que me dan la razón, pero soy yo el que no tiene dinero y ha perdido su casa de toda la vida y su negocio». Joaquín Moreno es el único expropiado del tranvía que no firmó ningún acuerdo con la Junta, el que permitió que la denuncia saliera adelante y sin embargo la noticia de la Administración regional de retirar el recurso y sacar de nuevo el proyecto a información pública no le reconforta. «Me siento como el que gana una batalla pero sabe que perderá la guerra. La Junta nos ha engañado, nos está engañando y nos engañará de nuevo si puede. No se ha puesto en contacto con nosotros ni se pondrá, serán los tribunales los que decidan cuánto valen mis propiedades y cuánto deben pagar por perjuicios y daños morales».
En la pequeña manzana de Montañeses de La Isla hay ahora un pequeño jardín con una estatua. Esta zona es la única de toda la calle Real en la que aún permanecen las vallas. Los vecinos no saben cuándo se quitarán y menos ahora que las obras no pueden reanudarse hasta que el nuevo proyecto esté totalmente aprobado. «¿Parar la obra? La Junta se está cachondeando hasta del Tribunal Supremo porque nunca hicieron caso al auto de paralización de los trabajos, ni siquiera ahora que han dejado a la actuación sin proyecto, porque todavía siguen trabajando y eso que no hay documento que lo ampare legalmente. Uno siente impotencia cada vez que pasa por el puente Zuazo y ve que siguen los obreros», explica el hijo de Joaquín, Paco Moreno.
Sin ningún contacto
Ellos piden una cantidad total de 720.000 euros por su vivienda, un negocio en alquiler que dejaba 1.000 euros mensuales más los daños y perjuicios. La Junta le ofrece poco más de 100.000 euros. «Pero ya está sin negociar, sin hablar. El problema no es el dinero, el problema es que es una injusticia y yo pido que por lo menos me traten con dignidad y hablen conmigo y ya se llegará al acuerdo en una cifra». El resto de expropiados tanto solo pueden reclamar esta última parte si bien al igual que Joaquín se sienten estafados. «Nos dijeron que era un traslado de negocio pero todas las licencias, trámites y obras las hemos tenido qué pagar nosotros. Incluso nos han multado en varias ocasiones por carecer de documentos como el de apertura. Ahora ha llegado otra de 4.000 euros por la cocina. ¿No iban a darnos facilidades? Nos han caído palos de uno y de otro lado», confiesa Jesús Bey, propietario de un bar que fue expropiado y que ha conseguido trasladarse unos metros más arriba.
Por otra parte, el primer secretario y primer teniente de Alcalde, Francisco Romero, no comprende cómo la Administración autonómica mueve ficha ahora. Además señaló la absurda situación que plantea llevar a exposición pública unas obras que comenzaron a hacerse visibles en la Calle Real hace ya casi tres años. «La actuación no hace sino acumular retrasos y son los isleños los que sufren a pie de calle la indecisión y los titubeos de la Administración autonómica».