Las bolsas se desploman
Los datos sugieren que el temor a un nueva fase descendente del ciclo no es infundado
Actualizado: GuardarLa fuerte caída de Wall Street en la apertura reforzó ayer el hundimiento de las Bolsas europeas, que se deslizaron hacia mínimos históricos, en el noveno día de bajadas. El Ibex cedió un 5,49% (el mayor descenso desde mayo de 2010 y la peor racha desde septiembre del 2002, hasta situarse por debajo de los 8.000 puntos); Alemania, un 5,13%; Italia, un 6,65%; Francia, un 5,45%; y Reino Unido, un 3,05%. La banca europea se ha llevado la peor parte, con una caída media del orden del 10%. En definitiva, ni las medidas adoptadas por la Reserva Federal, que garantizan el acceso casi gratis a una gran liquidez en los Estados Unidos, ni la compra de bonos de deuda soberana por el BCE, ni las buenas palabras de los gobernantes occidentales han conseguido restaurar la confianza muy deteriorada de los inversores. La razón de ello es, en teoría, muy obvia: con independencia de que Francia haya pasado también a engrosar el grupo de los países sospechosos, junto a Italia y a España (París tuvo que desmentir ayer una rebaja del rating de su deuda: Moody's y Fitch mantienen la clasificación), es patente para los analistas que la gran deuda acumulada por EE UU y Europa no solo impide una recuperación del crecimiento a medio plazo sino que amenaza con una recaída en la recesión. Todos los indicadores sugieren que el temor a un nueva fase descendente del ciclo no es infundado. Ante esta situación, se ha producido una movilización general en Europa. Sarkozy ha interrumpido sus vacaciones y se ha reunido con sus principales ministros para ultimar los presupuestos y anunciar nuevos ajustes en quince días. Berlusconi está realizando una tarea semejante en su país. El gobierno español ya ha anunciado consejos de ministros los días 19 y 27 de este mes para poner en marcha un nuevo ajuste del orden de 5.000 millones de euros, necesario para garantizar un déficit del 6% a fin de año con un crecimiento económico menor del esperado. En apariencia, el Ejecutivo está haciendo sus deberes, pero la excepcionalidad de la coyuntura, en un final de etapa con unas elecciones a la vista, exigiría un encuentro PP-PSOE para lograr cierta corresponsabilidad sobre el presente y el futuro.