EL COLOR DE LA FURIA
Actualizado: GuardarUn negro solo, cobijado en su propia desaventura, ha sido suficiente para que la encubierta violencia racial incendie Tottenham. Las patrias de acogida no son nunca hospitalarias y en ese barrio al norte de Londres ha bastado la desorientación de los políglotas gubernamentales para que haya surgido la violencia racial. Un joven negro fue acribillado por la policía cuando iba a ser detenido. Ya no hizo falta detenerlo porque estaba absolutamente inmóvil. En el interior de Somalia llevan meses sin hacer la digestión y llegan miles de refugiados a Mogadiscio para compartir el hambre tras recorrer más de 200 kilómetros a pie.
Muchos mueren en el trayecto. ¿Por qué ha bastado un solo muerto en Londres para incendiar Tottenham?. Se conoce que la capacidad de aguante no depende lo mismo de la rebeldía que de la resignación. Los 'indignados' lo demuestran, pero hasta ahora no está quemando nada y siguen gastando la pólvora en salvas. Europa está que arde, mientras que los bomberos del BCE se movilizan y se ponen los cascos para que no se les note que tienen todos los pelos de punta. ¿Cómo arreglar el mundo prendiéndole fuego a alguna de sus parcelas que menos nos gustan? La ira, que es una de las pasiones del alma que exige venganza, según el confuso y sangriento libro que hemos dado en llamar la Biblia, escrito por tantos autores y por tantas generaciones, dice en su apartado del Eclesiastés, que es un pecado que «abrevia la vida del hombre». Los coléricos no suelen vivir muchos años, no se sabe si porque se lleven unos disgustos tan tremendos o porque estaban así porque estaban hasta los mismísimos de llevárselos. Scotland Yard, que ya no es lo que era en las novelas policiacas, asegura que no pude prever el estallido de los disturbios. Hay bombas de espoleta retardada que explosionan cuando Dios quiere o cuando lo permite, que no hay que echarle la culpa de nada. Si acaso de ser absolutamente neutral.