«Lo único que quiero saber es que mi hija se encuentra bien»

Desesperada, con la voz entrecortada y sin posibilidad de contener las lágrimas. Angélica Padilla, madre de la niña de 13 años Angie Corona Padilla, que se marchó hace diez días de su casa, ya no sabe qué más hacer. No puede estar quieta en su casa sin tener noticias de su hija. Tan solo quiere encontrarla, saber que se encuentra bien, que no le hace falta nada. No se cansa de acudir a la Policía, de llamar a los amigos de su pequeña, de darle vueltas a la cabeza en busca de cualquier conocido que pudiera tener en Huelva o Extremadura, lugares donde la policía tiene indicios a través de una carta que se encuentra la menor. Tanto en las páginas de La Voz de Cádiz como en www.lavozdigital.es la madre ha querido hacer un llamamiento para conseguir alguna noticia.

-¿Qué le diría a su hija o a la persona que le da cobijo?

-Por favor que llame y que nos diga al menos que está bien, porque no saber nada de ella me está matando. Son ya diez días y no sé qué hacer. Estoy convencida de que hay alguien que tiene que estar con ella porque una chica de 13 años no tienen capacidad para estar tanto tiempo fuera de casa si no es con ayuda. Necesita comer, dormir, ducharse y por lo tanto alguien debe estar con ella. A esa persona le pido que se ponga en mi lugar y que sienta el dolor que yo siento por no saber nada de mi hija. Que me llamen, al menos para saber que está bien. Yo solo quiero volver a abrazarla.

-¿Por qué Angie no se ha puesto todavía en contacto con su familia?

-No lo sé. Lo único que puedo decir es que no va a ver ninguna represalia. Es mi hija y solo quiero lo mejor para ella y ahora mismo mi única preocupación es que se encuentre bien y que vuelva para casa. Ahora mismo haría cualquier cosa por tenerla aquí a mi lado, por tener cualquier noticia de ella.

-¿Cree que es un acto de rebeldía por no dejarla estar con el chico de 23 años?

-Mucha gente me ha dicho eso y que no me preocupe, que se trata de una edad muy complicada y que seguro que volverá a casa. Pero es que ya son diez días y no sabemos nada de nada. Si fuera un acto de rebeldía, por favor que llame y lo diga, que vamos a tratar de ayudarla, de ser comprensivos con ella. Al igual que abre sus sentimientos en una carta que lo haga sin miedo a nosotros. Somos las personas que estamos aquí para orientarla y que dé pasos en la vida. Cómo voy a desear un mal para ella o que no sea feliz. Si el dolor que tengo en mis entrañas es horrible, porque se acaba el día y se acaba la noche y comienza otro y así son ya diez días.

-Pero usted sospecha de que pueda estar con otra persona de las que dice en su carta

-Yo sé que esa persona de 24 años sabe algo más sobre mi hija porque yo le pregunto a todos sus amigos y me dicen que le pregunte a él y que le llame. Pero ya no contesta a mis llamadas. Por qué. Si tanto dice que la quiere y quiere lo mejor para ella porque no nos ayuda a encontrarla y dice que no sabe nada. Yo estoy cansada de ir a la Policía y decirle que sigan sus pasos, que miren sus mensajes, su correo, pero no me hacen ningún caso. Por favor, de verdad si esta persona tanto decía que tenía cariño por mi hija, si es así de verdad que se ponga en contacto con nosotros. No sé a dónde acudir ya.

-¿Pensaban que era capaz de llegar a tal extremo?

-Ella nunca se abrió con nosotros como lo hizo en esta carta. Nosotros sabíamos que había problemas pero creíamos que se daría cuenta de que eso no era un bien para ella. Había veces que la veíamos y le preguntábamos qué le pasaba, si tenía algún problema, pero su respuesta siempre era la misma, para qué si no me creen. Ella va montando la película de que su vida en la casa era como un infierno y de verdad que nosotros no somos malos padres, que solo queremos lo mejor para ella.

-Pero en la carta habla de maltrato psicológico y llegó hasta los Servicios Sociales.

-Fue por un cachete tras una discusión con el tema del chico que ella exageró al otro día en el colegio y aún así íbamos a terapia por ella, para recuperarla, pero no sirvió de nada. Incluso me amedrentaba diciendo que si la tocaba iba a otra vez a Servicios Sociales. Pensaba que últimamente todo iba bien, con momentos en los que apenas discutíamos y días en que nos enfrentábamos. Pero no somos malos padres. Cómo voy a querer algo malo para mi niña. En esa carta habla de un maltrato psicológico, pero es que llegó el momento en el que no podíamos decirle nada porque todo era ya maltrato y un agobio de que no la dejábamos vivir. Pero es que perdió nuestra confianza porque siempre iba en busca de este chico, incluso lo metía aquí cuando no estábamos. Ahora no hago más que darle vueltas a la cabeza y lo único que quiero es que vuelva.