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«Cuando se puso a regatear con el precio, desconfié por completo»

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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No es ninguna anciana, pero a ella también quisieron estafarle. La poca profesionalidad del supuesto técnico y una mala experiencia anterior que sufrió su madre mantuvo en guardia a esta vecina de la avenida Juan Carlos I. A Manuela Fernández, de 33 años, no lograron engañarle, pero su vivencia podría servir a otros para que no piquen en el anzuelo.

«Hará un par de semanas que se presentó en mi casa un señor que me dijo que venía a revisar el butano. Eran las cuatro de la tarde. Yo acababa de venir de trabajar y estaba medio adormilada». Manuela no dudó en abrirle la puerta y se encontró a un chico que vestía un polo con un logo de la Junta de Andalucía. Detalles que sirven para ganarse la confianza de los usuarios. «Me mostró su DNI y una tarjeta identificativa para que comprobara que era un profesional acreditado. Después me indicó cuál era su código de empleado y me dijo que llamara a un número de teléfono donde me indicarían si correspondía a él. Así lo hice y me confirmaron que todo estaba correcto».

Sin embargo la aparente profesionalidad comenzó a quebrarse cuando tras hacerle la revisión del gas butano le comunicó que debía pagar casi 80 euros porque la goma y la 'caperuza' que cierra la válvula de la bombona estaban deterioradas, más el certificado de que la inspección se había efectuado. «Le dije que no tenía dinero en ese momento y comenzó a regatearme; que me descontaba el gasto de una pieza, que si me dejaba el trabajo hecho y venía en un rato». A Manuela ese mercadeo le hizo desconfiar por completo, además esta usuaria estaba bien informada. «Yo sabía que estas revisiones las tienen que anunciar antes. Además cómo podía decir que el contrato está a mi nombre, si la vivienda era de un familiar y nunca hemos cambiado de titular en ese suministro. Me imagino que se quedó con mis datos cuando vio mi buzón de correos».

Todas esas circunstancias empujaron a esta vecina a tratar de deshacerse de la incómoda visita, pero el técnico no contento con la negativa de la usuaria a realizar en ese preciso instante la inspección, llegó incluso a ofrecerle la posibilidad del pago telemático. «Como le insistía tanto en que no tenía ese dinero en casa, me llegó a decir que si tenía tarjeta salía un momento y me traía un datáfono para que abonara la factura sin moverme».

Ante la postura firme que mostró Manuela, al inspector no le quedó otra que marcharse, no sin antes recordarle los riesgos que corría por tener la instalación desfasada. «Para quedarme tranquila, llamé a Repsol Butano y ellos me confirmaron que no había ninguna empresa de las que trabajan con ellos realizando en ese momento inspecciones por Cádiz».