Los tesoros de Indiana Jones por fin entran en un museo
El Arqueológico de Cataluña reúne algunas de las joyas más conocidas del famoso aventurero
BARCELONA. Actualizado: GuardarDebe ser muy frustrante dedicarse a la arqueología, encontrar el Arca de la Alianza o el Santo Grial y no poder exhibirlos ante la sociedad científica. A Indiana Jones le pasó unas cuentas veces. La codicia de buscadores de tesoros sin escrúpulos o la maldad de los nazis le dejaron, casi siempre, con la miel -y la gloria- en los labios. Por primera vez un museo, el Arqueológico de Cataluña, reúne las piezas incas, mayas, egipcias, bíblicas e hindúes que el aventurero más famoso de la gran pantalla pescó durante sus largos viajes a través del mundo, ahora que se cumple el trigésimo aniversario del estreno de la saga. Por fin, y a ver si sirve de precedente, alguien ha hecho caso a Indy. «Debería estar en un museo», exclamaba cuando alguno de los bellacos le arrebataba lo que tanto le costó encontrar. La exposición estará en Barcelona hasta el 16 de octubre.
Se trata de algunas de las piezas más famosas de las cuatro entregas de la serie. Son réplicas, a tamaño real, de todos esos objetos, algunos reales y otros meras invenciones, que persigue por «fortuna y gloria, muñeca» y para evitar que caigan en manos de los nazis. Jordi Principal, investigador y arqueólogo del MAC, concluye que los objetos pueden agruparse entre los que están basados en historias reales, los que están inspirados en piezas históricas y los que hacen referencia a falsos históricos.
El ídolo de la fertilidad de 'En busca del arca perdida', el que Indiana consigue en la primera escena y provoca que casi muera aplastado por una gran roca redonda, está inspirado en un objeto real, una estatua de oro, que representaba a la diosa Chachapoyana. Supuestamente fue conservada por los sacerdotes de una tribu preinca en un templo peruano. Y, según Principal, hay dos: una en el museo de Georgetown y otra en el Dumbarton Oaks Museum. Pero estudios posteriores han demostrado que «ambas son falsas» .
Sobre el Arca de la Alianza «no hay nada que inventar». «La Toráh ya nos indica qué medidas tenía y cómo era. La cuestión -añade Principal- es si consideramos al Antiguo Testamento como un documento histórico». El hecho de que en la película esté enterrada en Egipto también tiene relación con el Libro de los Reyes, que relata el ataque de un faraón a Jerusalén, en el que se habría llevado el Arca hacia Tanis (Egipto). El MAC expone también el cabezal del 'Bastón de Ra', una medalla que se coloca en la sala de mapas de Tanis para conocer el paradero del pozo de las almas, donde descansa el Arca.
Parecidos razonables
La otra gran pieza perseguida por arqueólogos, teólogos y hasta por el mismísimo Hitler, dicen que lo buscó en el monasterio de Montserrat, es el Santo Grial y su agua de la eterna juventud. La copa que utilizó Jesucristo en la última cena y que sirvió para recoger su sangre cuando estaba en la cruz es la protagonista de la tercera entrega de la serie. Principal cuestiona que existiera, «más bien sería una especie de plato», afirma y, con ironía incrédula, apunta que no es necesario seguir buscándolo porque «todo el mundo sabe que está en la catedral de Valencia».
La 'calavera de cristal' de la cuarta película es para este experto el objeto «más fantasioso y terrible» desde el punto de vista arqueológico. «Se basa en una falsedad», afirma. Hay una pieza similar en el museo Británico, pero hace años se demostró que era falsa y no de la época maya. Y hay otra hallada por Mitchell Hedges, pero era una copia de la del museo londinense.
Además de objetos y tesoros, «la saga está plagada de fechas, lugares, hechos reales y otros inventados, y ahí está la gracia», afirma Ruben Molins, de Rubens Productions y comisario de la exposición. «Estudié arqueología porque soñaba con vivir esos mundos de Indiana Jones», se sincera Principal. Aunque por desgracia con los años ha comprobado que Indiana es la «antítesis de la arqueología». «Los científicos vemos ahora a Indy como él veía al villano Bollock, como a un pirado», añade.