Editorial

Sigue la presión

Europa debe reaccionar y poner en marcha cuanto antes las medidas acordadas para contrarrestar el acoso de los mercados

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Ayer continuó la zozobra española a causa de la presión de los especuladores, que aprovechan el vacío institucional europeo en este mes de agosto. El diferencial de nuestra deuda con respecto a la alemana llegaba a los 410 puntos, para relajarse luego y acabar la jornada en los 387, y el Ibex registraba al cierre una caída que situaba el indicador en el nivel más bajo en los últimos 14 meses. El presidente del Gobierno, responsablemente, abandonó ayer su retiro en Doñana y, además de intercambiar impresiones con el líder de la oposición, que muestra estos días una actitud serena y constructiva, y con los portavoces de los restantes grupos, fue al foco del problema, que es la propia zona euro. Zapatero consiguió del presidente europeo, Van Rompuy, y del presidente de la Comisión, Barroso, garantías de que se acelerará la puesta en marcha de los acuerdos alcanzados en la cumbre del 21 de julio del Eurogrupo, que aseguran el rescate de Grecia y aportan garantías de estabilidad a todos los países miembros. Es patente que los especuladores se aprovechan de la indolencia de la Unión, que había dado por supuesto que la tarea pendiente podía dejarse para septiembre; en agosto, los mercados mueven menos recursos, y de ahí que los inversores puedan influir en ellos más fácilmente y generar mayor volatilidad. En cualquier caso, España debe seguir financiándose, y hoy mismo subastará deuda a tres años por un importe de hasta 3.500 millones de euros. Anoche, Zapatero y Salgado mantuvieron una reunión para analizar la situación, y a su término la vicepresidenta expresó su relativa tranquilidad por la situación, que se ha desencadenado a su juicio por los problemas de Estados Unidos, que han estado al borde de la suspensión de pagos. Salgado piensa que nuestra situación no es mala -la deuda al fin del 2011 será del 68%, inferior a la alemana, por ejemplo- y que la zozobra podrá superarse avanzando en el camino de la mejor gobernanza europea y, en lo que nos corresponde, trabajando en las reformas y en la consolidación fiscal. En suma, España tiene que seguir haciendo su tarea y la Unión Europea debe reaccionar con mayor rapidez para zanjar con coraje político las marrullerías especulativas de los mercados.