Liderazgos
RcBc descubre al completo su personalidad política con esta patada que le ha dado a Zapatero
Actualizado: GuardarSegún la teoría del elefante rosa, Esteban González Pons tiene razón: si eres el auténtico líder de un equipo no necesitas proclamarlo para que los demás se lo crean y si lo haces es porque, realmente, no lo eres. Los populares lo saben muy bien porque cada vez que Rajoy superaba muchas de las crisis internas que ha tenido que afrontar, sus dirigentes proclamaban -más por necesidad que por convicción- que había «apuntalado su liderazgo». Ahora que ya resulta indiscutible e incontestable que el político gallego es el presidente de 'facto' -y no sólo de 'iure'- del PP a nadie se le ocurre cuestionar la fortaleza de su autoridad. El problema que afronta el PSOE es también cuestión de liderazgo pero a la inversa. El que manda en el partido -de 'iure'- es su secretario general pero quien decide y exige la obediencia debida -'de facto'- es el candidato. Por eso, la autoproclamación de Rubalcaba tiene un calado mucho mayor del que ahora quieren hacernos creer los miembros de su equipo. Hernando defendía ayer que esa incoherencia pertenece a un debate que no interesa a los españoles. Y tiene razón. Sin duda, la cuestión les trae al fresco a la mayoría de ciudadanos, que solo espera a que las elecciones de noviembre aclaren la situación política para que mejore la económica. Es a los dirigentes, militantes y votantes del PSOE a los que les interesa saber quién manda de verdad ahora en el partido y así saber a qué a tenerse. Para enterarse si pueden esperar ideas maravillosas pero irrealizables o iniciativas resabiadas, fruto de la abundante experiencia del candidato, que sin duda irán de la mano de estrategias taimadas.
RcBc descubre al completo su personalidad política con esta patada que le ha dado a Zapatero, en un quítate tú para ponerme yo. Ha confirmado lo que sospechábamos: que todo lo que ha hecho ZP, desde que fue obligado a anunciar su retirada, era un mero seguimiento de la hoja de ruta diseñada por Rubalcaba. El candidato socialista asume así, con todas las consecuencias y sin respeto a los procedimientos, el poder total. Hace suya la prerrogativa de abjurar de su predecesor y la deriva en la que cayó su Gobierno. Ello le permite hacer autocrítica y reconocer errores, de los que fue corresponsable pero que ahora endosa en exclusiva a ZP, sin despeinarse. Hay liderazgos y liderazgos porque el socialista asume el suyo de manera bien distinta a como lo hizo Rajoy cuando recibió el bastón de mando del PP en 2003. Aznar lo dejó todo en sus manos: la presidencia del partido y la candidatura a las elecciones de 2003. El Comité Ejecutivo del PP nombró a Rajoy, en el mismo acto, presidente y candidato. Pero él nunca llegó a creérselo. Fue un pecado original que le costó la fortaleza de su autoridad y, probablemente, las derrotas posteriores. Dicen los expertos en sucesiones que raramente salen bien y solamente tienen éxito si el sucesor 'mata' -en el sentido freudiano- a su mentor.