Un podio sin propina
La Fórmula 1 se marcha tres semanas de vacaciones con el alemán de Red Bull todavía más lejos en el Mundial Alonso acaba tercero, pero lo hace por detrás de Vettel y Button, que gana una caótica carrera
BUDAPEST. Actualizado: GuardarEn la cúspide, otra vez Jenson Button, cariñoso desde la distancia con su novia haciendo el gesto de la victoria y aceptando con buen gusto el baño de champán con el que le homenajean sus compañeros de podio. A la derecha tiene a Sebastian Vettel, segundo en Budapest, cada día más líder e irremediablemente destinado a sentenciar un Mundial que tiene pinta de acabar antes de tiempo. A su izquierda, Fernando Alonso, tacaño en la sonrisa aunque diga que el tercer puesto le hace feliz. Se va el maillot amarillo y parece inalcanzable por mucho que el Ferrari haya recuperado el pulso y McLaren lleve dos domingos de alegrías. Se va porque en medio curso acumuló puntos suficientes como para vivir de la renta, con tres carreras de margen cuando quedan ocho por disputar. Se va porque gestionó bien la calculadora en un Gran Premio indescifrable, tan caótico que solo Button lo podía celebrar. Nadie entiende mejor la locura.
No hay propina en el bronce de Alonso, a quien la tabla le obliga a asumir riesgos antes de que sea demasiado tarde si es que no lo es ya. Se mentalizó en la previa de que sus opciones pasaban por una salida de manual, beneficiado por la parte limpia aunque ocupara el quinto cajón después de un sábado poco alentador, y se lanzó a rebufo de Button, que partía tercero y era el hombre a seguir. «Podemos liderar en la primera curva», reflexionó desde la experiencia, curtido en los tres primeros virajes sin parpadeo que regala este circuito. Pisó para dejar atrás a Massa, pero patinó y le castigaron los Mercedes, invitados sorpresa a una fiesta que arrancó bajo una lluvia inquietante que, sin ser demasiado agresiva, convirtió el asfalto en una pista de patinaje. El asturiano perdía toda opción de triunfo al rodar 30 vueltas subido a la chepa de Mark Webber.
Por delante debatían Vettel y Hamilton, catapultado el McLaren del británico una vez dejó atrás al Red Bull del alemán. Hamilton, crecido desde la adversidad, es un torbellino y se lanzó hacia su segundo triunfo consecutivo, aunque le privó de la gloria una mala estrategia -cinco paradas- y un castigo por trompear después de un resbalón. Al final fue cuarto porque sus ruedas intermedias esperaban más agua en el tramo final y apenas fueron cuatro gotas. El mismo error que Webber, quinto.
Precisamente desde la pizarra se cocinó el desenlace del caos. En el concurrido callejón, coches arriba y coches abajo, incendios y sofocos -ardió el bólido de Heidfeld- con el personal pendiente de la pantalla y de los tiempos para entender la situación, se perfiló el podio. A Alonso se le consumieron las superblandas en un periquete y cambió el minucioso plan, Hamilton perdió su distancia por la intuición errónea del meteorólogo, Vettel vivió siempre en una situación cómoda y conformista y Button se puso líder después de intercambiar golpes con su compañero. Las diez últimas vueltas las dio sin sobresaltos, el único tramo tranquilo después del correcalles, como pez en el agua siempre que se conduce en una situación diferente.
Jaime Alguersuari acabó décimo, en los puntos, pero sabe a poco. El español estaba luchando por la séptima plaza con varios pilotos cuando, en la primera curva, Kamui Kobayashi le cerró para evitar que le pasase y el catalán y el japonés se tocaron. El gran perjudicado fue el barcelonés, que se quedó detrás del numeroso grupo, aunque posteriormente pudo remontar hasta la décima posición. No obstante, para remontada la de su compañero Sebastian Buemi. El suizo salía 23º por la sanción que acarreaba desde Alemania, y finalizó octavo. Las quince posiciones que subió suponen todo un éxito para él, que supera a Alguersuari por solo dos puntos en la clasificación general.
Hungría se llevará dos imágenes que saldrán en todos los resúmenes que se hagan esta temporada. La primera será la del Lotus de Heidfeld ardiendo. Cuando los comisarios estaban con los extintores intentando apagar las llamas, una de las baterías explotó dando un pequeño susto sin consecuencias para nadie. La otra imagen será la de Jerome D'Ambrosio. El belga dio un trompo dentro del 'pit lane', enfrente de su 'box', justo cuando iba a parar a hacer su cambio de neumáticos.
La Fórmula 1 cierra por vacaciones, tres semanas de respiro antes de retomar el pulso en el templo belga de Spa. Tiempo para la reflexión y las conclusiones. El cuarto podio consecutivo de Alonso no provoca la alegría esperada. El Mundial está lejísimos.