«¡Hay que lanzarse. Nada de ser desconfiados!»
Faye y Paula, apasionadas del intercambio, han disfrutado «enormemente» y por separado de la casa de dos gays en Tel Aviv. Ellas cedieron sus hogares en Londres y Barcelona
Actualizado: GuardarHay que lanzarse! ¡No hay que ser desconfiados! Mi marido y yo no le dimos demasiadas vueltas. Es puro sentido común: si ellos están en nuestra casa y nosotros en la suya, ¿de qué vamos a tener miedo? Estamos en la misma situación», razona Faye Mylvaganam, una inglesa de 32 años, dicharachera y muy simpática. El tiempo vuela cuando se pone al teléfono.
Se licenció en Matemáticas y Filosofía en la Universidad de Edimburgo y ahora trabaja en Business in the Community, una organización británica que lucha contra el cambio climático y defiende a capa y espada la dignidad de los trabajadores. Cuando lo ve claro, no tarda ni medio minuto en dar un paso al frente. No tiene miedo al compromiso. «Me apunté en Luxe Home Swap el año pasado, porque se casaba uno de mis mejores amigos en Tel Aviv. Me hacía ilusión conseguir un alojamiento simpático para unos pocos días».
Tiene 41 años, se dedica a la moda -es directora creativa de la empresa Clarity, especializada en organización de eventos- y vive en Barcelona. Aunque, a estas alturas, los aeropuertos se han convertido en su segundo hogar. No queda más remedio cuando se tiene a la familia en Brasil y al novio en Croacia. «Viajo mucho, claro que sí. ¿Dónde quiero ir ahora? Pues me apetece ir a Berlín con mi pareja. ¡Y de intercambio con Luxe Home Swap!», anuncia Paula Feberbaum con una ilusión contagiosa.
Su piso del siglo XIX, a cinco minutos de la plaza Cataluña, no puede competir con los palacetes de Tailandia ni con los chalés de Malibú, pero se las apaña para seducir a los internautas. Le llueven las solicitudes, ya sea de EE UU, Francia, Argentina... «No me puedo quejar. La última vez, en septiembre de 2010, me fui a la residencia de una pareja gay de Tel Aviv, a tiro de piedra del mar. Fue muy divertido. Tienen un bebé adoptado y llegaron a mi casa con 'nanny' y todo. Ya ve, muy sofisticados».