ESPAÑA

Zapatero deja como herencia la desconfianza

El adelanto electoral obliga a prorrogar los presupuestos

MADRID. Actualizado: Guardar
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Si hay algo que ha caracterizado la gestión económica del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, durante su segunda legislatura ha sido la incapacidad para generar confianza en un entorno donde las medidas de ajuste no han acabado con la sensación de imprevisión del Ejecutivo. Zapatero justificó ayer el anuncio del adelanto electoral al 20 de noviembre para «proyectar certidumbre política y económica» y la respuesta de los mercados fue volver a dar la espalda a la economía española incrementado la prima de riesgo por encima de los 350 puntos.

El próximo otoño, el nuevo Gobierno tendrá que enfrentarse al legado económico de Zapatero: una pesada losa de desconfianza que se mantiene pese a las reformas estructurales emprendidas y, sobre todo, el lastre económico y social que suponen 4,83 millones de parados, el 20,89% de la población activa, que en el caso del desempleo juvenil se sitúa en el 42%, según la Encuesta de Población Activa que se hizo pública en el día de ayer. El calendario electoral obliga a que los presupuestos generales, que se empezarán a tramitar en octubre, tengan que ser prorrogados, con lo que el margen de maniobra del próximo ministro de Economía será limitado.

El escenario es pesimista y las reformas estructurales puestas en marcha por los ministros de Zapatero no terminan de atajar una crisis endémica. El compendio legislativo dinamitó el ideario socialdemócrata sobre el que se construyeron los años de vinos y rosas de la primera legislatura socialista. Entonces se hablaba del «milagro español» y se sacaba pecho porque España conseguía superar el PIB italiano y la cifra de paro se estancaba en un 8%. Una situación idílica de la que no quiso escapar el presidente Zapatero, que negó la crisis hasta que la situación fue insostenible pese a las recomendaciones del entonces vicepresidente económico, Pedro Solbes.

Con una nueva vicepresidenta económica, Elena Salgado, Zapatero tuvo que dar los pasos que le exigían desde Bruselas y Washington para mantener el euro. Por un lado se ponen en marcha un paquete de medidas con fuerte respuesta social: una reforma laboral contestada por los sindicatos con una fallida huelga general, que abarata el despido con el pago de 20 días por año trabajado cuando se den «pérdidas actuales o previstas». Además, la reforma de las pensiones, que retrasa la edad de jubilación hasta los 67 años y alarga el período de computo de 15 a 25 años, la reducción en un 5% del sueldo de los funcionarios, la congelación de las pensiones y la eliminación de ayuda por tener hijos.

Zapatero no ha podido ni cumplir su promesa de subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta los 800 euros. Este año está fijado en 641 euros.

Por otro lado, el Ejecutivo de Zapatero puso en marcha una reforma del sistema financiero que ha cambiado el panorama bancario español con la consolidación de las cajas de ahorro, que pasaron de 45 entidades a 17.

Ahora quedan más de una docena de leyes pendientes y donde ya se han dado algunos pasos, que van desde la nueva fórmula de contratación a tiempo parcial a la negociación colectiva a la nuevas normas para sectores económicos tan importantes como Telecomunicaciones, Energía y Servicios Profesionales.