El presidente del Gobierno se marchará sin hacer ruido
Cambiará el escaño en el Congreso por un sillón en el Consejo de Estado, órgano asesor del Ejecutivo
MADRID. Actualizado: GuardarNo será diputado. Y tampoco tiene intención de tener una presencia activa en política de ninguna de las maneras. José Luis Rodríguez Zapatero, el dirigente que allá en 2004 prometió liderar un «cambio tranquilo», y acabó dando la vuelta como a un calcetín a las políticas de su antecesor en el Gobierno, tiene ahora la intención de irse sin hacer ruido. Su destino inmediato, cuando en el otoño abandone la Moncloa, será, según está previsto, el Consejo de Estado; principal órgano asesor del Ejecutivo con cierta fama de panteón de hombres ilustres.
Fue él quien impulsó una reforma legal para que los expresidentes del Gobierno pudieran tener ese retiro; independientemente de que, como establece la legislación aprobada en 1983, todos gozan de una pensión vitalicia que actualmente ronda los 80.000 euros anuales, y disponen de una oficina, dos asistentes de libre designación, un vehículo de representación y conductor a cargo del Estado, además de gratuidad en el servicio de avión y tren, y escoltas.
El destino no debió parecer muy goloso a Felipe González, al que se le ofreció la entrada en 2005, ni a Leopoldo Calvo-Sotelo. José María Aznar sí lo aceptó, pero un año después lo dejó para aceptar un cargo como consejero del grupo Murdoch.
En el entorno del presidente saliente aseguran que Zapatero es mucho menos ambicioso. Hace tiempo que se está construyendo una casa en León, su tierra y la de su mujer, Sonsoles Espinosa. Dicen que ella nunca ha conseguido adaptarse a Madrid. Y tampoco el propio secretario general del PSOE, al que sus más cercanos colaboradores definen como austero e incluso de vida «aburrida», ha participado en la vida social capitalina, al contrario que sus predecesores.
Lo que algunos no se creen es que de verdad vaya a desaparecer del mapa. El diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, suele decir que es un hombre que vive por y para la política y que no tendrá fácil desconectar. Pero Zapatero ya ha ido abandonando algunas de sus viejas costumbres. El año pasado no acudió a la fiesta minera de Rodiezmo (en la cuenca astur-leonesa) porque, de alguna manera, así se lo pidieron los sindicatos. Pero ayer anunció que tampoco este septiembre acudirá.
Al estilo americano
«Él tiene claro que no va a ser como Felipe ni como Aznar, porque lo ha sufrido; no va a estar metiendo el dedo en el ojo a su sucesor», aseguran fuentes muy próximas al presidente. Sostienen que hace unos años quedó muy impresionado durante una visita de Bill Clinton por el respeto reverencial que mostró hacia el entonces presidente del Gobierno de los Estados Unidos, George Bush, a pesar de la tremenda distancia ideológica que los separaba. Y que ese es el estilo que él quiere aplicar.
Lo plantean, además, como una inversión a largo plazo por su país. «Tiene la idea de que si él rompe con un modo de actuar que no cree positivo para los intereses de España sentará un precedente que quien le suceda tendrá que seguir», dicen. Antes, aun así, tendrá que hacer campaña. Lo ha dicho Rubalcaba.