La esposa del fallecido tuvo que comparecer ayer en los juzgados de Chiclana para declarar. :: R. RÍOS
Ciudadanos

Investigan la extraña muerte de un octogenario alemán en su casa de Conil

Su mujer fue interrogada ayer por la jueza del nº 1 de Chiclana ante la sospecha de que pueda tratarse de un caso de auxilio en el suicidio

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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El juzgado de Primera Instancia e Instrucción nº 1 de Chiclana acaba de abrir una investigación para esclarecer la muerte de un octogenario alemán que falleció el pasado fin de semana en su casa de Conil. El informe forense de la autopsia que se le practicó al cadáver ha sido determinante para que la jueza haya abierto diligencias y las haya declarado secretas. Dicho estudio reveló cantidades de un componente, de la familia de las benzodiacepinas (barbitúricos) que se receta para el tratamiento de la epilepsia; una dolencia que en principio no sufría la víctima.

Las primeras sospechas se centran en la esposa del finado, también alemana, quien fue interrogada ayer por la jueza. De unos 80 años, esta vecina de Conil estuvo respondiendo a las preguntas de la instructora sobre las circunstancias que rodearon la muerte de su marido, que sufría de una enfermedad crónica: la esclerosis. Las mismas fuentes consultadas señalaron que el hombre tenía una movilidad reducida y en los últimos días había pasado por dos centros hospitalarios.

Tras un primer ingreso en un hospital público, la esposa solicitó el traslado a una clínica privada de Chiclana porque tenían contratado un seguro privado. Antes del fin de semana, la mujer decidió llevarse a su esposo a su casa. Y entre el viernes y el domingo pasado se produjo el fallecimiento del hombre.

Las mismas fuentes señalaron que la esposa alertó a los servicios sanitarios de que su pareja había fallecido en el interior de su casa. Sin embargo, cuando llegaron los facultativos de urgencia comprobaron que el hombre seguía con vida aunque le quedaba apenas un hálito leve de vida.

La autoridad judicial ordenó la práctica de la autopsia para clarificar la muerte del anciano porque no estaba muy claro cuál había sido el motivo del fallecimiento y fue al conocerse el informe forense cuando desde el juzgado se abrió la investigación. De manera indiciaria se descarta la muerte natural y se trata de dilucidar si fue un homicidio o un auxilio en el suicidio (cooperar en la eutanasia). Esta segunda explicación es la hipótesis principal sobre la que trabaja la investigación, ya que no hay antecedentes de problemas conyugales en la pareja y el cuerpo no mostraba signos de violencia.

Los datos acerca de este extraño caso se van conociendo a cuentagotas dado el secreto de sumario decretado por la jueza. Pero este periódico sí pudo confirmar que dicho estudio determina que en los restos del finado había cantidades de un componente de la familia de los barbitúricos. Una sustancia que se emplea en el tratamiento de los pacientes epilépticos. Fuentes especializadas en farmacología consultadas por este medio explicaron además que ese componente se receta para combatir el insomnio y que no es extraño que se prescriba a personas mayores con problemas para conciliar el sueño. Eso sí, la administración del fármaco en este colectivo debe ser extremadamente cuidadosa y supone un serio riesgo para aquellos pacientes de edad avanzada que tienen dificultades respiratorias.

El informe forense no es el único indicio que ha sopesado el juzgado nº 1 para abrir diligencias. Las primeras pesquisas descubrieron que en los días anteriores al fallecimiento del octogenario, su esposa había adquirido cantidades injustificadas de sustancias como la que se describe anteriormente y de otras que en apariencia tienen poca relación entre sí como la insulina.

Para corroborar algunos de estos aspectos, la jueza interrogó ayer como testigo a un vecino que mantenía una buena relación con la pareja. Aunque de nacionalidad alemana, el matrimonio lleva más de cuarenta años residiendo en España y desde hacía mucho tiempo tenían fijada su residencia en la localidad conileña.

Tras concluir los interrogatorios, la mujer pudo regresar a su casa y la jueza comunicaba el secreto de las actuaciones.