Sociedad

Luque aprovecha un manso que sirvió en la muleta

Corta dos orejas y sale a hombros del coso de Cuatro Caminos

SANTANDER. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Duro trago para el presidente cuando tuvo que decidir si perdonarle la vida o no al manso quinto toro de la tarde, y qué premio darle a Daniel Luque después de una soberbia faena coronada con un infame bajonazo. Toro de nombre 'Lucero', número 26, negro de capa y 557 quilos de peso. Esos datos para la historia, puesto que el referido toro ya está en los anales, al menos de la plaza de Santander .

Pero toro, hay que advertir, que fue descaradamente manso en los dos primeros tercios. Sin embargo, extraordinario para la muleta. Tan bueno que al final la gente olvidó que había entrado por primera vez al caballo al relance y en la misma puerta de chiqueros, yéndose inmediatamente suelto y al otro caballo. No cabe más mansedumbre. Todavía se dolió lo suyo en banderillas. Sin embargo, en la muleta el panorama fue muy distinto.

Luque lo ahormó doblándose con él, en plan poderoso, entre muletazos genuflexos y trincheras. Pases muy seguidos, muy limpios y con mucho gusto. Increíble lo que estaba sucediendo: el manso «rompió» a embestir, y de qué manera. Buen toro a partir de esos primeros compases, y buen torero, un Luque muy centrado y capaz. El hombre lo citó siempre muy de frente, tomándolo por delante, lo templó mucho y le hizo ir hasta muy atrás, por cierto, el toro siempre muy humillado. Faena en lo fundamental de mucho asiento y excelente compostura. Luque alternó las dos manos dejándole los mínimos desahogos, pues tenía el animal su «carbón». Fue faena muy maciza y sincera, con gran fondo.

La corrida podría resumirse en ese toro y esa faena, sin embargo, hubo todavía cosas notables que contar. Por ejemplo, que el primero fue bravo en el caballo y tuvo un buen pitón derecho. Jiménez lo toreó correcto, pero con frialdad. El cuarto aguantó poco, y la faena, aunque porfiona, tuvo escasa consistencia. El primero de Luque, a pesar de ir rebrincado por las pocas fuerzas, no obstante «sirvió» mucho. Luque buscó un parón que no llegaría a encontrar.

Y Pinar, con el peor lote, apenas pudo brillar. Breve e insustancial en su acabado primero, y con muchos arrestos y pundonor frente al manso, complicado y descompuesto sexto de la tarde.