Las arrugas del poder
¿Rajoy o Rubalcaba? El que gane será el de más edad en La Moncloa
Actualizado: GuardarLicinio Prieto tiene 89 años, tres hijos, seis nietos y ya anda por los bisnietos. Su pueblo es Cuevas del Valle, en Ávila. Y allí nadie 'manda' más que él. Ni lleva más tiempo haciéndolo. Ni en Cuevas del Valle ni en toda España. Cuando él empezó a regir los destinos de sus parroquianos (hoy algo más de 500), en su pueblo no había luz, agua ni teléfono. Vinieron con él. Licinio Prieto lleva medio siglo como alcalde de Cuevas del Valle. Y a sus 89 años recién cumplidos no hay otro edil de más edad en todo el país. Una rara avis dentro de la política española. Aunque cada vez menos...
«Los abuelos no suceden a los nietos». Ese era el titular de una crónica política de 'El País' fechada en octubre de 2010. Los autores atribuían la frase a las corrientes socialistas que consideraban «amortizado» a Alfredo Pérez Rubalcaba por su edad. Lo descartaban como sucesor de Zapatero. Sus casi 60 años eran un handicap. Pero Alfredo llegó, vio y triunfó... Quizás sea la evolución natural y el hecho de que en 2040 la población mundial mayor de 65 años superará por primera vez en la historia a los menores de cinco. O que en época de apreturas económicas todos confiemos más a los mayores el futuro y nuestra maltrecha pecunia... El caso es que algo cambiado en España. «No es cierto que actualmente los viejos voten a los viejos y los jóvenes, a los jóvenes. Pero es obvio que tendemos a confiar en dirigentes prudentes. Y parece más fácil encontrar esa virtud en quien soporta sobre sus espaldas la carga de los años, aunque solo sea porque lleva aparejada mayor experiencia», estima el profesor de Sociología de la Universidad de Valencia, Albert Piñero.
Nadie sabe (quizás ni Zapatero...) cuando serán las próximas elecciones generales: si la soga de la crisis apretará tanto como para adelantarlas a otoño o si se mantendrán en 2012. Pero hay un hecho. Gane quien gane, se lleve la gloria Rajoy o Rubalcaba, el próximo presidente de España se convertirá en el gobernante español de mayor edad en el cargo. Leopoldo Calvo-Sotelo era, hasta ahora y con sus 54 años, el mandatario español más veterano. Rajoy llegaría a La Moncloa con 56 o 57 años, dependiendo de si hay adelanto (los cumple en marzo) y Rubalcaba sopla hoy mismo 60 velas. Y con regalazo incluido: el CIS lo sitúa como el político mejor valorado y la distancia de intención de voto con el PP se ha reducido a 'solo' 7,1 puntos.
Ya no hay duda de que el poder echa canas. Lejos quedan la transición y la 'precocidad' personificada en Felipe González, récord de juventud como candidato con menos años de España (35 en 1977) y 'plusmarquista' vigente como el presidente más joven, con 40 años. O las 43 primaveras de Suárez al llegar a La Moncloa, una edad curiosamente 'presidencial': con esos años accedieron al Gobierno Aznar y Zapatero. En los frágiles tiempos de la transición, los votantes daban la espalda a los 'dinosaurios' políticos: Fraga, Carrillo y Frutos fueron candidatos sin éxito con 63, 62 y 61 años. «En aquella época la sociedad buscaba el liderazgo de personas 'nuevas', huyendo de la imagen de protagonistas políticos del pasado, tanto por parte de las fuerzas del franquismo como de las que se afirmaban en su contra», explica el profesor Piñero.
El podio de los 87
La gerontocracia, el gobierno de los mayores, no había sido vista hasta ahora con demasiados buenos ojos por los votantes españoles. Nada que ver con el resto del mundo. De hecho, hagamos política-ficción. Si Felipe González hubiera nacido, pongamos que en Oklahoma, con 35 años no hubiera podido ser candidato a las presidenciales estadounidenses. Allí hay que tener más de esa edad para aspirar a sentarse en el Despacho Oval (amén de haber nacido y residido en el país durante al menos 14 años). Y si González hubiera venido al mundo en Skopie, capital de Macedonia, podría haberse olvidado de convertirse en presidente con 40 años: es la edad mínima exigida para gobernar la república báltica.
Al otro lado del charco, tener gobernantes 'canosos' no es una novedad. La edad no fue osbtáculo para que, a sus 72 años, el senador y veterano del Vietnam, John McCain, aspirara a la Casa Blanca. Jamás hubo un precandidato con más edad en EE UU. Pero 'pinchó en hueso' con el poder mediático y la ilusionante juventud contra la crisis de Barack Obama (el jueves que viene cumplirá 50 años y ese mismo día ZP hará 51). Ronald Reagan, presidente entre 1981 y 1989, manejó el timón de la primera potencia mundial entre los 69 y los 77 años. Y a ojos de los votantes, su edad no fue ningún hándicap. Reagan es, junto a John F. Kennedy (precisamente el presidente norteamericano más joven, con 43 años), el mandatario más valorado por los ciudadanos de EE UU, según una encuesta de Vision Critical. Kennedy logró 80 puntos. Reagan, 72. Allí hace mucho tiempo que las arrugas del poder están bien vistas.
Y los casos abundan en todo el planeta. Hasta de octogenarios. Tres mandatarios mundiales coinciden en el podio de veteranía. Los tres con 87 años. Simon Peres, presidente de Israel; Robert Mugabe, gobernante de Zimbaue; y Sellapan Ramanathan, al frente de los designios de Singapur, aunque este ya ha anunciado que su edad le pesa demasiado para seguir un tercer mandato. Al contrario que Peres. El martes cumplirá 88. Y jamás en la historia de Israel, desde su creación en 1948, ha habido un personaje público de mayor edad. Él sigue como un 'chaval'. Y sin nada que envidiar a Rubalcaba en cuanto a presencia en las redes sociales. El candidato socialista (más bien, su equipo) ha lanzado ya casi 900 eslóganes de 140 caracteres a través de su cuenta en Twitter, @conRubalcaba. Peres hasta tiene canal en Youtube. «Me alegra hablarles, pero no menos me alegrará escucharlos», expone jovial el mandatario israelí en un vídeo.
En Europa, la edad media de sus líderes es de 55 años. Italia es la gran excepción. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, es el presidente europeo de mayor edad. Sus 86 años no son novedad en el cargo. Sus antecesores, Carlo Azeglio y Oscar Luigi Scalfaro, se retiraron de la primera línea política con 74 y 81 años. Y qué decir de Berlusconi... Las correrías sexuales del primer ministro parecen negar su elevada edad, 74 años. Aunque a él no le importe hasta hacer chanza de la razón de su desbocada fogosidad: «Mi sangre es 90% viagra».
Fuera de guasas, nadie en sus cabales niega que la veteranía es un grado. Lo resume el sociólogo Piñero: «Se tiende a considerar atrasados a quienes tienen edades elevadas, independientemente de su valía. Error. Valgan unos ejemplos. El Cervantes que escribió 'El Quijote' era un cincuentón, lo que equivaldría hoy a un setentón. Adenauer (se retiró con 87) fue el mejor político de Alemania en el siglo XX. Reagan fue un gigante de la política norteamericana. Y qué decir de Mandela, que a sus 93 años aún es un referente mundial como garante de una transición imposible si no hubiera sido por su exquisita prudencia e inigualable carisma». Son los galones de la edad.