Contra el hambre en Somalia
Actualizado: GuardarNo tiene una buena hambruna quien quiere, sino quien puede y lo merece. Las Naciones Unidas observan un protocolo específico antes de declararla oficialmente: un proceso masivo de depauperización de determinadas poblaciones. Una cosa es el hambre, incluso crónica, atenuada por programas siempre vigentes y otra la situación extrema que exige un esfuerzo internacional coordinado y con fondos propios. Lo de Somalia tardó en reunir las condiciones requeridas pero por fin se hizo y se abrió entonces la riada de reuniones, y declaraciones. Pero mientras las ONG sobre el terreno se desesperaban con las tardanzas burocráticas, la ONU, con los medios disponibles de su Programa Mundial de Alimentos, comenzó el gran puente aéreo que transporta comida, medicinas y personal al escenario del horror. Sobre el terreno, la crónica guerra civil y la irrelevancia de un gobierno que controla poco más que la capital, Mogadiscio, agrava la situación. Pero no impide a los voluntarios sortear los peligros y organizar la ayuda. La sequía es la causa inmediata del desastre, y el desorden político, su indeseable compañía. Pero hoy solo toca ayudar y derrotar a la muerte y España está poniendo de su parte lo que puede con completo asentimiento social.