![](/cadiz/noticias/201107/28/Media/Imagen%20A1-1806001626_filtered--300x180.jpeg?uuid=79d6edb0-b91b-11e0-a292-bd3f65fe7b0e)
Zapatero cierra el curso sin anunciar un solo proyecto de Gobierno para el otoño
El PP reclama al presidente que ponga ya fecha a las elecciones, porque es «lo único que se espera» del Ejecutivo
MADRID. Actualizado: GuardarJosé Luis Rodríguez Zapatero cerró ayer el curso con un debate de cuatro horas, pero dejó el Congreso sin desvelar si adelantará las elecciones generales a noviembre o si agotará la legislatura hasta marzo. No dedicó ni una palabra a clarificar la gran incógnita pese a que PP y CiU insistieron en la urgencia del adelanto, pero para muchos diputados, de hecho, la mejor pista sobre las intenciones del presidente fueron justamente sus silencios.
Zapatero se despidió en el último pleno con tono de balance de gestión y sin siquiera citar un solo proyecto o tarea concreta de su Gobierno para el otoño. Ni abordó la necesidad de completar la tramitación de las reformas estructurales pendientes ni tuvo interés por comentar con sus socios potenciales el asunto que más preocuparía a cualquier Ejecutivo en minoría tras el verano: la posibilidad de negociar y aprobar unos Presupuestos para 2012. Todas sus palabras, y sobre todo sus silencios, fueron los de quien no parece tener deberes pendientes o piensa o sabe que la legislatura concluirá en breve, sin tiempo para más pactos o trabajos parlamentarios.
El presidente vino al Congreso a explicar los acuerdos de la cumbre europea y nadie logró sacarle de ahí, pese a que casi todos los grupos lo intentaron. Defendió la bondad del segundo plan de rescate para Grecia y señaló que tiene que rebajar la presión de los mercados sobre la deuda española, aunque reconoció que no ocurrirá «de un día para otro, tras tantos meses de turbulencias».
Solo planteó tres tareas para un futuro inmediato, una para cumplir justo después del verano y las otras dos genéricas, de las que podría completar su Gobierno o cualquier otro que le sucediese tras un anticipo electoral. La que tiene fecha es terminar la reestructuración del sector financiero en septiembre, con el fin del proceso de capitalización de entidades. Las otras son que el Ejecutivo actuará «en la misma línea y con la misma determinación» para cumplir con su compromiso de reducción del déficit público al 6% en 2011 y que los países europeos tienen que abordar a la mayor brevedad los detalles del acuerdo de estabilidad financiera del jueves para que tomen nota los mercados.
Desde los bancos de la oposición le invitaron a entrar por tres veces en el adelanto electoral, pero se zafó de los tres intentos. El primero y más directo lo protagonizó Mariano Rajoy cuando le dijo que España está «en la enfermería de la zona euro» y en «el pelotón de los desafortunados» exclusivamente «por sus errores» en política económica, los mismos que colocaron al país en el punto de mira de los mercados -que «no confían en usted»- y dispararon el diferencial de riesgo. Rajoy le exigió que acabe de inmediato con «el epílogo» de su mandato, porque cree que «el público se impacienta» y ya «no espera más novedad (del Gobierno) que la fecha de las elecciones».
Zapatero se limitó a afearle que hubiese trabajado poco su discurso. Dijo que era una versión «dulcificada» del que leyó en junio en el debate del estado de la nación y que, a la vista de su «incapacidad» para hacer propuestas o para comprometerse con el país, «cada vez estamos con mejores expectativas y más animados» ante un proceso electoral.
El segundo intento llegó de CiU. Su portavoz económico, Josep Sánchez Llibre, comentó que la fecha de los comicios le importaba poco. Su lema fue que si el Gobierno va a abordar de verdad las reformaspendientes «¡adelante!» con la legislatura, pero que si no es así «convoque (elecciones) cuanto antes».
Ni mentar los Presupuestos
El nacionalista catalán piensa que el Gobierno no tiene interés en que el Congreso reanude en septiembre su actividad para aprobar los proyectos de reforma de la negociación colectiva y de las políticas activas de empleo, por lo que dio a entender que apuesta ya por un adelanto. El presidente del Ejecutivo no le aclaró la duda y se limitó a recordarle que, de facto, esas leyes ya están aprobadas y en vigor porque los decretos de los que partieron los actuales proyectos fueron ratificados por las Cortes.
El último indicio y quizás el más llamativo de todos tuvo origen en el ayer portavoz del PNV, Pedro Aspiazu. El diputado recordó a Zapatero que su grupo, como el año anterior, apuesta por mantener «la estabilidad, la credibilidad y la confianza» de España, por lo que sugirió que por igual sentido de la «responsabilidad» estarían dispuestos a hablar este otoño de un pacto de Presupuestos con el Ejecutivo si se dan las condiciones necesarias para ello. Eso sí, tal eventualidad -le dijo- «está en sus manos, usted decide», en referencia a la imposibilidad de compatibilizar la aprobación de los Presupuestos y unas elecciones anticipadas. El presidente, como única respuesta, le dijo que «usted y su grupo sí que han estado (en los últimos años) a la altura de las circunstancias», pero no añadió ni media palabra sobre si desea aprobar un proyecto de cuentas públicas para 2012. De hecho, fuentes de Coalición Canaria, el otro potencial socio del Gobierno, comentaron que en su formación no esperan negociar los Presupuestos porque barajan como un hecho que las elecciones generales serán en octubre o noviembre próximos.