ORIGEN

Hoy vengo dispuesto a hacer amigos en la ciencia. Dicen ellos, los 'batablanca', que el año que viene se conocerá el origen del universo. En esto, como en las elecciones, tampoco va a haber anticipaciones; que nadie se espere para otoño el comunicado de la comunidad científica diciendo qué día de la semana empezó todo este lío de estrellas; planetas habitados y sin habitar; agujeros negros y agujeros en los bolsillos. Yo creo que tuvo que ser un lunes lluvioso a las siete de la mañana, pero no tengo pruebas, claro, porque no dispongo del acelerador de partículas. ¿Se acordaban de ese cacharro que construyeron en las entrañas de la tierra? Pues sí, cuando funciona, sigue dando titulares, aunque sea en las páginas interiores de los diarios. Con la millonada de euros que costó la rosquilla de cables, es hasta exigible que nos llegue información de algún tipo. Y que me perdonen los expertos en la materia, pero mi antimateria me pide más que lo que anuncian. Estará bien saber el cómo y el cuándo del origen del universo y si existe la cuarta dimensión, pero no me nieguen que, a estas alturas de expansión, y con todo lo que ha llovido desde entonces, incluso meteoritos y alguna que otra bomba atómica, estaría bien saber para qué se originó todo esto. ¿Se imaginan que todo lo que nos rodea tuviera un sentido, que estuviera dentro de un orden, que hubiera una finalidad? Mucho me temo que esa respuesta no nos la va a proporcionar la máquina de marras. Nos consolaremos con los datos que nos den y que nuestra mente no podrá entender ni cuestionar nunca. Puestos a pedir canciones dedicadas, si tienen una hora libre en el centro de investigación subterráneo, le podrían preguntar a la máquina por qué se ha originado un cuarto mundo donde a los niños no les llega comida pero sí puede llegar un reportero y su equipo de grabación. Ojo, que todo eso también puede ser motivo de estudio, porque que yo sepa, estaba contenido en el Big Bang, y Murdoch, Strauss Kahn, el monstruo noruego, usted y un servidor. Pasen buen día.