CARLOS LATRE. HUMORISTA
«Estar sin comer me pone de mala leche» Ni un día sin conciertos
Ha perdido 30 kilos siguiendo la dieta del trabajo, se iría al fin del mundo con Kiko Rivera «porque me cae genial» y es capaz de reírse «hasta dentro de una nevera» Artistas conocidos o no fijan la hora del recital virtual y el público se engancha a la red
Actualizado: Guardar- He bajado 30 kilos. La dieta se llama 'Yes, we Spain', un método consistente en hacer durante una hora y media más de 70 personajes y no parar de bailar, cantar... Es la mejor dieta y eso que puedo hacer un máster sobre todas.
- Soy el más cocinillas de Europa. Me encanta cocinar y me relaja muchísimo. Me gusta probar cosas, meter salsas...
- ¡Ya me gustaría a mí!
- Con Kiko Rivera me iría al fin del mundo porque me cae genial. Pero ir a 'Supervivientes', no. Estar sin comer, con la mala leche que se me pone, quita, quita. Yo siempre bien 'comío' y 'bebío'.
- Mucho, pero ha sido el dinero más bien gastado de mi vida. Me he vuelto loco.
- Dentro de nada me voy a subir al yate de Aznar a hacer también dos mil abdominales diarios. Bueno, dos mil no porque mentiría, pero algún abdominal sí que me hago. ¡Hasta le estoy pillando el gustillo!
- Prefiero que se presente Belén Esteban, que sería mucho más divertido como tercera fuerza política. Además, ¿qué haría yo sin mis políticos?
- Sí que soy cortadillo. Me cuesta mostrarme. Como estoy tanto tiempo detrás de una máscara, cuando te muestras a ti mismo te ves un poco desnudo.
- ¡No, hombre, no! A mi mujer le tuve que echar mucho valor y mucha fuerza.
- Ahora me conocen más y la probabilidad de ligar es mayor... Pero no ligo más que antes.
- Es verdad, soy de los pocos que han firmado las bragas de una punkie junto a Xavier Deltell.
- ¡No me han tirado bragas aún! Pero ahora con los tangas no tienes ni para secarte la frente. Antes las bragas eran contundentes.
- ¡No se lo puede imaginar! Para empezar a descansar me hace falta una semana mínimo de vacaciones.
- Que te comparen con Messi es increíble. Además, con el Barça no tengo problemas aunque sea del Madrid. Soy muy deportivo.
- Me encantaría encontrarme con el Rey, pero no para imitarlo, sino para coger más cosas de él.
- No siempre estoy de buen humor. Tengo muy mal genio y malos días como todo el mundo.
- Soy capaz de reírme no en un funeral, sino dentro de una nevera. A todo se le puede sacar punta. Incluso de los momentos más serios puedes sacar risas.
- Espero que me queden muchas. He sido, soy y seré marciano.
- ¿Por la calle lo confunden con alguien?
- Me pasa mucho con George Clooney (risas). En realidad no me confunden; me conocen y se ríen, que es más divertido.
365ddf.com no se define ni como plataforma ni como página web: se define como una actitud. La de los espíritus inquietos y amantes de la música, la de los que tienen una querencia por calzarse la pulsera, acotar unos días y un espacio y sumergirse en la experiencia por unas horas, unos días.
La idea nació, cuentan en su sitio, bajo tierra: en el metro de Barcelona, para ser exactos, y con la intención de mantener el «espíritu festivalero» durante todo el año. Aspirar, pues, a que todos los días y desde cualquier lugar se pueda disfrutar de un concierto.
Lleva en marcha desde verano de 2010. El único requisito es, por supuesto, una conexión a la red. Así, los artistas (conocidos o no, debutantes o expertos) no tienen más que fijar la hora de un concierto. Esta queda reflejada en un calendario accesible a los fans, que previamente habrán tenido que registrarse. Y, de esta forma, en la fecha y hora indicadas, el artista se conecta desde el enclave que haya elegido para su peculiar público. O desde varios. O desde bares y salas de concierto: todo es posible.
A esto se suman las redes sociales que, por supuesto, ya le han ido brindando a este modelo, basado en la propagación cibernética y la estabilidad de un espacio permanente, una difusión mucho mayor para los artistas de la que quizás podrían haber obtenido saliendo de su local de ensayo.
No es lo mismo quedarse frente a la pantalla que frente a un escenario con la brisa veraniega y algo frío de beber en la mano, claro. No cabe duda de que a la red de redes aún le queda por andar para emular la experiencia festivalera en todo su esplendor, con sus pulseras, sus incomodidades, sus riadas de música, su sangría económica inherente y necesaria y sus imprescindiblemente escasas horas de sueño, pero menos da una piedra (que un navegador).