Artículos

PUESTOS A PERDER

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Muchos españoles, entre ellos usted y yo, hemos perdido poder adquisitivo, que si bien se mira es el primero, muy por delante de los tres famosos y del cuarto, que dicen que es la prensa, que ahora también es Internet. Hemos perdido ilusión, pero esa contabilidad es difícil de llevar, ya que no debe incluirse a quienes no la han tenido nunca. Hasta para protestar más o menos enérgicamente se precisa un impulso de la voluntad que en estos momentos parece en posesión exclusiva de los 'indignados'. Serían más numerosos si se unieran a ellos los resignados, o sea, los que están tan hechos a perder que el ganar les enfada.

El abatimiento, que no siempre es postración, eleva curiosamente algunas rebeldías. Por algo dijo Cervantes, dueño de un corazón imbatible, que en el verano ardiente está la cólera a punto. La gente se cabrea más cuando hace calor y se le caen los palos del sombrajo. Cuando está de vacaciones es cuando más teme perder su trabajo. Pero no es cierto que perdiendo se aprenda, entre otras cosas porque no se aprende nunca.

En nuestro capítulo de pérdidas, cuando quedan cuatro días para que aparezca agosto, que según el refranero está en el secreto de doce meses completos, se ha registrado ya la pérdida de población.

Hay menos inmigrantes y menos niños. Ha disminuido nuestra hospitalidad, siempre interesada, al mismo tiempo que nuestro interés por acoger en casa a un desconocido muy pequeño que necesitará cuidados durante bastantes años. La demografía también depende de la economía y la procreación, que siempre requiere trámites agradables, ha bajado ostensiblemente por culpa de la crisis. Total, que vamos a ser menos en el futuro, aunque sería más exacto decir que van a ser menos los que tengan futuro. Puestos a perder van a perder inmigrantes, que al no tener nada que hacer están haciendo las maletas, y también niños. Quizá sea la única forma de que haya menos parados.