El abogado de Breivik cree que «está loco»
El pistolero dice que con la matanza ha prendido la mecha de una guerra de 60 años contra los musulmanes
Actualizado: GuardarEl abogado del pistolero noruego dijo ayer en voz alta lo que medio mundo piensa desde que se conocieron sus atrocidades. «Todo el caso indica que está loco», apuntó Geir Lippestad, un letrado perteneciente al Partido Laborista que accedió a defender a Anders Behring Breivik porque cree firmemente en un sistema legal justo. El asesino confeso de 76 personas no parece dispuesto a utilizar su estado mental como atenuante, pero el proceso no ha hecho más que empezar. La Fiscalía anunció que estudia acusarle de crímenes contra la Humanidad para que su pena alcance al menos los 30 años.
Lippestad se hizo conocido en Noruega en 2002 tras un impactante asesinato racista. El abogado defendió al homicida ultraderechista que acabó con la vida de Benjamin Hermansen, un adolescente de 15 años de madre noruega y padre ghanés. Su representado fue condenado a 17 años de cárcel, pero Breivik tiene fe en él. Nada más ser detenido, pidió a la Policía que le llamaran. Lippestad, tras darle muchas vueltas y consultarlo con sus allegados, optó por seguir sus principios éticos y aceptar el caso.
El abogado, que es un miembro activo de la formación laborista, compareció ayer para explicar sus primeros movimientos después de que Breivik fuera puesto a disposición judicial el lunes. De entrada, quiere que se analice su estado mental, aunque ya aventuró que «está loco». Durante sus primeras entrevistas, el letrado ha constatado que vive en «una burbuja» y se cree el «único depositario de la verdad». «Odia todas las ideas de Occidente y los valores democráticos», resumió.
Breivik se presenta en su manifiesto de 1.500 páginas difundido antes de la masacre como un «caballero templario». A su juicio, Europa se enfrenta a una invasión musulmana y marxista que está llamado a derrotar. Lippestad ha escuchado estas ideas de su propia boca con total «frialdad» y sin ningún tipo de remordimiento. Puso un coche bomba en el distrito gubernamental de Oslo y cazó a 68 miembros de las juventudes laboristas en la isla de Utoya porque el partido del primer ministro cree en un país abierto y tolerante. «Se ve a sí mismo como un guerrero. Considera que ha empezado una guerra y se siente orgulloso de ello», agregó.
Células de apoyo
El pistolero, de 32 años, perfilaba en su extenso alegato antimusulmán un levantamiento ultra en toda Europa. La batalla que él habría iniciado se prolongaría durante 60 años hasta construir un continente a su medida. Breivik, sin embargo, sostiene que no ha prendido solo la mecha de su conflicto imaginario. Después de asegurar en los interrogatorios policiales que había perpetrado la matanza sin ninguna ayuda, cambió su versión ante el juez y dijo que contaba con el respaldo de «dos células». Ayer, su abogado precisó que en realidad son tres grupos de apoyo, dos en Noruega y otro en el exterior del país.
La Policía sigue investigando la posibilidad de que tenga cómplices. Además, algunos supervivientes aseguraron que había dos pistoleros en la isla. Pese a estas dos evidencias, los especialistas están casi convencidos de que actuó solo. Según Reuters, el síntoma principal de que las fuerzas de seguridad no creen en la última versión de Breivik es que el lunes se levantaron los controles adicionales en las fronteras. Tampoco se ha elevado el nivel de alerta antiterrorista ni se ha pedido a otros países una colaboración especial.
El abogado del pistolero no ofreció ninguna pista sobre su estrategia legal, pero dio casi por sentado que no recurrirá a su estado mental. Breivik, que tomó «algún tipo de drogas» antes de los crímenes, no tiene ninguna intención de renegar de unos actos que definió como «atroces, pero necesarios». El letrado admitió que le mostró su sorpresa porque la matanza, planeada durante nueve años, le salió tal y como había previsto. Al parecer, pensaba que la Policía, que ha recibido importantes críticas por su tardanza, llegaría antes para detenerle e incluso acabar con su vida.
Delirios y alucinaciones
Varios expertos apuntaron que será complicado que Breivik obtenga algún tipo de beneficio penitenciaro por su estado mental. Yngne Ystad, psiquiatra forense y asesor de la Policía, explicó que en Noruega solo se consideran circunstancias atenuantes «la psicosis típica con alucinaciones, los delirios y las alteraciones temporales». De acuerdo a su análisis preliminar, el pistolero no entraría en este cuadro porque preparó «durante mucho tiempo» sus asesinatos.
El país escandinavo se prepara para intentar hacer caer todo el peso de la ley sobre el ultraderechista. La Fiscalía admitió que estudian acusarle de crímenes contra la Humanidad, una figura legal aprobada hace solo tres años. En virtud de esta disposición, Breivik podría ser condenado a 30 años de cárcel prorrogables otros cinco más en lugar de a los 21 establecidos para actos terroristas. Los expertos ya han dado su visto bueno. «El criterio básico es matar a un grupo de civiles de forma sistemática», constató Staale Eskeland, profesor de Ley Criminal en la Universidad de Oslo.