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Una catarata de bodas

El primero de los 800 enlaces homosexuales celebrados ayer en el estado de Nueva York tuvo como escenario los saltos del Niágara

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Kitty Lambert y Cheryle Rudd se acostaron anoche convertidas en matrimonio. No son las únicas: más de 800 parejas del mismo sexo se casaron ayer en el estado de Nueva York. La fiesta estaba asegurada porque la comunidad homosexual llevaba años soñando con este importante paso. El día en que la ley se aprobó en el senado, después de semanas de intensas negociaciones, los gays y lesbianas que esperaban ansiosos la resolución estallaron en abrazos. Cientos de banderas con los colores del arcoiris ondearon en la puerta del edificio del senado neoyorquino y en los bares de ambiente de la ciudad hubo barra libre. La norma, aprobada por 33 votos a favor y 29 en contra, se ha convertido en un hito histórico. Kitty y Cheryle, activistas por los derechos de las lesbianas, llevaban más de doce años esperando poder convertirse en una familia ante la ley.

Las autoridades quizás no supieron valorar la importancia de una legislación así, pero empezaron a ser conscientes cuando se vieron desbordados de solicitudes. Tuvieron que realizar un concurso porque al alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, confesó que solo estaban preparados para celebrar 700 enlaces. Y más de 2.700 parejas esperaban ansiosas el momento. Muchos funcionarios se ofrecieron a trabajar como voluntarios y los registros civiles abrieron, a pesar de ser festivo, para ir agilizando los trámites. Entre los afortunados que pudieron casarse ayer se encuentran John Feinblatt y Jonathan Mintz, ayudantes del alcalde la ciudad.

Solicitudes en espera

Carmen Hernández y Doris De Armas, influyente activista lesbiana, también celebraron su enlace. Muchas parejas, sin embargo, tendrán que esperar algún día más para convertirse en matrimonio porque a pesar de los esfuerzos, las instituciones no pudieron complacer tantas solicitudes.

No es el caso de Kitty y Cheryle. Su boda, la primera, tuvo un escenario de lujo: las cataratas del Niágara. Minutos después de la medianoche ya eran mujer y mujer. Ambas llegaron puntuales porque llevaban demasiado tiempo esperando. Paul Dyster, alcalde de la localidad más cercana a los turísticos saltos de agua, en la frontera entre EE UU y Canadá, fue el encargado de celebrar el primer enlace de estas características. Su imagen micrófono en mano junto al nuevo matrimonio está dando la vuelta al mundo. Kitty y Cheryle, rodeadas de familiares y amigos y con una sonrisa en la boca, se besaron y abrazaron emocionadas, sabedoras de estar haciendo historia.

El libro de familia que tanto les ha costado lograr ya está en sus manos, pero tras el 'sí, quiero', la emoción y el champán, queda mucho camino por recorrer. Las bodas entre homosexuales todavía son una excepción en EE UU. Solo seis de los cincuenta estados las permiten: Massachusetts, Connecticut, Iowa, Vermont, New Hampshire y el estado federal de Washington. La ciudadanía también está dividida y no todos ven con buenos ojos estos enlaces.