:: TEXTO: BORJA OLAIZOLA :: FOTOGRAFÍA: REBECCA BLACKWELL/AP
Sociedad

Las plagas bíblicas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Se llama Aden Salaad, tiene dos años y vive desde hace unas semanas en un campo de refugiados de Kenia que se ha convertido en el último recurso de decenas de miles de somalíes que huyen de un país que parece asolado por las plagas bíblicas. En el Cuerno de África, que es donde se encuentra Somalia, no llueve desde hace dos años y lo que antes eran tierras de cultivo hoy son páramos resecos. Ni siquiera las termiteras, esas mujeres especializadas en localizar los restos de grano que almacenan los insectos en sus refugios, son capaces de encontrar alimento para sus hijos. La única posibilidad de supervivencia es alcanzar alguno de los campos de refugiados de la vecina Kenia. El de Dadaab, que así se llama el campo al que ha ido a parar el pequeño Salaad, está por completo desbordado: hay ya 400.000 personas cuando en condiciones normales no puede atender a más de 90.000.

Mejor no pensar en qué condiciones vive mucha de la gente a la que ignoramos desde el pedestal de nuestra civilización. Seres como Salaad que a nuestros ojos resultan transparentes porque hace ya tiempo que nos resignamos a aceptar lo que es inaceptable. Sí, mejor pasar la hoja y posar la vista en algo más liviano.