LA TIJERA DE LOAIZA
El nuevo presidente de Diputación tiene por delante el reto de rebajar los cien millones de euros que gasta la institución en personal
Actualizado: GuardarLa flauta del afilador empezó a sonar en los alrededores de la Diputación de Cádiz la misma noche del pasado 22 de mayo en que el PSOE perdió las elecciones en la provincia. El triunfo popular ponía fin a 32 años de Gobierno socialista en la institución provincial y al mismo tiempo abría la puerta a la reconversión de una administración con fama de ser un refugio político. Durante este tiempo, el PP ha colocado su tijera en la piedra de esmeril hasta dejar las hojas en el punto de corte a golpe de pedales, igual que hacían los antiguos afiladores en su bicicleta. La reforma de la Diputación ha comenzado. Otra cosa es que acabe como su nuevo presidente, José Loiaza, quiere. Los ajustes anunciados a cuentagotas deben llevar consigo reducción de gastos y cargos públicos, además de reducir la maraña burocrática. Loaiza ha emprendido hasta el momento los primeros pasos de su particula cruzada. Son movimientos de libro, pero acertados. Ha reducido las áreas de 16 a 6, lo que significa refurndir las competencias y meguar el organigrama. Ha destituido a una veintena de personas que ocupaban las direcciones de área asignadas por el gobierno saliente gracias a la libre designación y prevé ahora tocar algunos jefes de área que ni siquiera tienen o han tenido área a su cargo. Igualmente, su hoja de ruta incluye la eliminación de varias empresas públicas adscritas a la Diputación, entre las que se baraja la Fundación Provincial de Cultura y el Patronato de la Vivienda. Loaiza ha ido metiendo la tijera donde ha podido o donde le han dejado, pero la auténtica batalla que tiene que librar el nuevo presidente de Diputación en los próximos meses no es otra que el ajuste laboral de las funciones y esta guerra es más complicada, ya que supone acabar con los vicios históricos y adquiridos de los funcionarios durante la hegemonía socialista. La Diputación de Cádiz tiene en nómina a unos 1.600 empleados que se comen cada año cien millones de euros del capítulo de gastos de personal. Hasta ahora, Loaiza ha quitado a los directores afines al PSOE y ha rebajado su número en la nuevo estructura organizativa, pero estos exiliados del cargo son en su mayoría funcionarios con plaza, que seguirán en otro puesto de la Administración. El quebradero de cabeza de Loaiza es reducir personal, algo dífícil porque se trata de una plantilla consolidada, rebajar gastos y hacer una administración provincial más ágil y cercana a los ciudadanos. El comandante Loaiza, no olvidemos su etapa como militar de carrera, ha entrado con discreción y sus primeras decisiones no han encontrado, pro ahora, rechazo.