ESPAÑA

El PP usa la renuncia de Camps como ariete contra Rubalcaba

Reclama al candidato del PSOE que deje la política por haber sido el jefe de los policías imputados en el 'caso Faisán'

MADRID. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El PP pasa al ataque. Mariano Rajoy quiere dejar atrás cuanto antes los días de hiel e incertidumbre previos a la renuncia de Francisco Camps a la Presidencia de la Generalitat y del partido en Valencia. El líder de los populares, una vez recompuestas sus filas, aboga por utilizar el «sacrificio» de Camps como ariete para intentar desgastar al que será su principal rival en la lucha por la Moncloa, Alfredo Pérez Rubalcaba.

La estrategia quedó clara ayer con las declaraciones en distintos foros de Soraya Sáenz de Santamaría, Esteban González Pons, Federico Trillo, Esperanza Aguirre y hasta seis barones autonómicos. Todos con el mismo discurso, arropar con elogios al compañero caído y arremeter con dureza contra el rival socialista. La ofensiva tiene como objetivos secundarios al ministro del Interior, Antonio Camacho, y al presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, por los presuntos ERE ilegales.

El principal partido de la oposición intenta equiparar el caso de los trajes, en el que se juzga a Camps y a tres de sus excolaboradores por cohecho impropio por haber recibido presuntamente regalos de la trama Gürtel, con el caso del chivatazo a ETA, donde se acusa al ex director general de la Policía y a otros dos mandos de colaboración con banda armada y revelación de secretos. En términos jurídicos hay una gran diferencia entre ambos sumarios. Mientras que Camps está formalmente acusado, sobre Rubalcaba no recae ninguna imputación; es más, el juez Pablo Ruz ni siquiera le ha citado como testigo pese a que era el ministro del Interior en mayo 2006, cuando se produjo el chivatazo al aparato de extorsión de ETA en el bar Faisán.

El PP deja de lado este detalle en aras de lograr un botín político. «Si el señor Camps ha tomado esta decisión por tres supuestos trajes, yo espero que el señor Rubalcaba y el señor Camacho actúen en consecuencia por tres procesados por colaboración por colaboración con banda armada», apostilló Soraya Sáenz de Santamaría.

En la dirección del PP son conscientes de las casi nulas posibilidades de que Rubalcaba renuncie a la candidatura socialista. El propósito es otro. Por un lado, mermar la capacidad del exvicepresidente primero de conectar con aquellos votantes socialistas que le dieron la espalda al partido en los comicios locales y autonómicos del 22 de mayo y, por otro, abundar en la idea del paralelismo que los populares se afanan en trazar entre los meses finales del 'felipismo' -con una alta tasa de desempleo, casos de corrupción y el escándalo de los GAL- con el ocaso del 'zapaterismo'.

«Una chupadita»

Fiel a su estilo, Estebán González Pons recurrió a un ejemplo gráfico para exponer la teoría popular. «Rubalcaba debería darle una chupadita al bote de la amarga medicina que ayer (por el miércoles) tomó Camps», espetó el vicesecretario general de Comunicación del PP, quien calificó como «acierto» la decisión de Rajoy de ratificar a Camps como candidato en las pasadas elecciones. Es más, auguró que cuando el dimisionario solucione «su problema personal» volverá a la primera fila política. Camps, de momento, defenderá su inocencia en la vista del caso de los trajes, como confirmó ayer su abogado en un escrito que envió al Tribunal Superior de Justicia.

Pons, que compareció para presentar la página web del programa electoral del PP para las elecciones generales, tuvo que responder a numerosas preguntas sobre cómo y por qué cambió de opinión Camps que, en menos de dos horas pasó de tener la intención de declararse culpable de un cohecho impropio, pagar la multa y evitar el juicio, como había pactado con Mariano Rajoy, a dimitir.

El portavoz del PP enfatizó que la dirección del partido «ni ha presionado ni ha insinuado ni ha propuesto nada a Camps». La versión oficial es que Camps tomó «una decisión personal», pero que Rajoy y el resto de la organización hubieran apoyado otra decisión. «Todos creemos en su inocencia», remachó.

La orden de mimar al expresidente la cumplieron los dirigentes populares a rajatabla con un amplio arsenal de alabanzas y halagos. Esperanza Aguirre tildó a Camps como «ejemplo para toda la clase política». Luisa Fernanda Rudi, presidenta de Aragón, incidió en que se marcha «pensado en el bien del partido y de España». Alicia Sánchez-Camacho, máxima responsable de los populares catalanes, mostró su «apoyo, cariño y reconocimiento» al ya exgobernante. El presidente de Extremadura, José Antonio Monago, recalcó que «una dimisión no supone culpabilidad». «Le honra tomar esta decisión», comentó Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia. Y hubo muchos más en esa misma línea.