
Cameron liga su destino a la investigación
El primer ministro británico concede que una eventual condena de su excolaborador Andy Coulson truncaría su futuro político
LONDRES. Actualizado: GuardarEl primer ministro británico, David Cameron, prometió ayer, en una sesión parlamentaria urgente antes del receso estival, que si su excolaborador Andy Coulson es condenado tras la investigación sobre las escuchas ilegales que 'News of The World' llevó a cabo en la etapa en que él lo dirigía, estará obligado a «una profunda petición de disculpas y, si eso ocurre, no me quedaré corto».
La promesa de asociar su destino como primer ministro a la evolución de la pesquisa sobre el escándalo permitió al líder conservador dirigirse triunfante poco después a una asamblea de sus propios parlamentarios, que vieron a Cameron evitar las dudas sobre su capacidad de juicio y su actuación en las últimas semanas, pero desvela que el jefe del Gobierno sabe que su futuro está ligado a la evolución del escándalo.
El primer ministro repitió varias veces ayer que este remolino de revelaciones escandalosas sobre las relaciones entre prensa, Scotland Yard y Gobierno debe cerrarse ya para abordar la situación económica que preocupa a los ciudadanos. Si no llegan nuevas revelaciones o dimisiones en los próximos días, Cameron puede decir que ha salido dañado, aunque no de forma terminal, del lance.
El laborista Ed Miliband, que ha cosechado una mayor estima en los sondeos de popularidad durante este episodio, le acusó de «ignorar continuamente las advertencias» sobre el papel impropio de Coulson, que tuvo que dimitir como director del periódico tras el encarcelamiento de un periodista y de un detective privado que interceptaban teléfonos de miembros de la familia real, y después fue contratado como asesor de Cameron cuando este era líder de la oposición y luego como director de comunicación del Gobierno.
«Mantengo el viejo criterio de que alguien es inocente hasta que se pruebe que es culpable», le repuso David Cameron. «Si Andy Coulson mintió, me mintió no solo a mí sino también a la Policía, al comité parlamentario, a la Comisión de Quejas de la Prensa y cometió perjurio ante los tribunales; tendría que responder a graves cargos penales».
Pero el jefe del Gobierno también dirigió su ataque a las filas laboristas. El patrón de News International, Rupert Murdoch, afirmó el martes que había tenido una relación estrecha con Gordon Brown, cuya mujer, Sarah, contó entre sus amistades a la ex consejera delegada de la compañía, Rebekah Brooks, y a la mujer de Murdoch, Wendi. Todo eso mientras Ed Miliband era un íntimo colaborador de Brown.
El líder conservador atraviesa una buena crisis, pero el escándalo no desacredita a un solo partido, sino a los dos principales. Daña menos a los Liberal-Demócratas, porque, como tercera fuerza en discordia e incapaz de liderar un gobierno, tenía menos interés para la empresa de Murdoch como posible regulador del mercado audiovisual, donde la compañía obtiene sus principales beneficios.
Las relaciones de Cameron con los directivos de News International, cuando la compañía buscaba la autorización gubernamental para comprar todas las acciones del canal por satélite BSkyB, fueron señaladas una y otra vez desde los escaños laboristas. Pero si nadie encuentra algo improcedente en sus discretos encuentros con los directivos, fuera de las cámaras y del registro público, las acusaciones no tienen pólvora.
El magnate vuelve a EE UU
Entretanto, Rupert Murdoch abandonó ayer Londres, donde ha permanecido diez días, y regresó a Estados Unidos, como prueba de que, tras su acto de contrición ante los parlamentarios, considera que la crisis que ha amenazado la estabilidad de su conglomerado puede gestionarse sin su presencia. Vuelve a Nueva York castigado por el escándalo y con su imagen tocada por la impresión pública de senilidad.
Él y su hijo dijeron el martes que les sorprendió descubrir que la compañía ha pagado la defensa del periodista Clive Goodman y del detective privado Glenn Mulcaire, ambos condenados a penas de cárcel por las escuchas reales. Pero alegaron que a veces esas cosas se deben a compromisos contractuales. Ayer, la compañía anunció que ya no abonará los de Mulcaire.
El torbellino que ha sacudido al 'establishment' político, policial y mediático en las últimas semanas puede amainar si no llegan nuevas revelaciones. La investigación policial sobre las escuchas y la pública sobre las prácticas de los medios británicos y sus relaciones con políticos y policías, que concluirá dentro de un año, avanzarán mientras llega al llamado 'invernadero de Westminster' el tiempo de vacación.