
Un fallo en los «walkies» de la Policía aborta una actuación en José Antonio
Una patrulla se quedó sin transmisiones cuando era agredida a pedradas y botellazos por una treintena de personas
CÁDIZ. Actualizado: GuardarEn el peor momento posible, cuando necesitaban refuerzos porque la situación se había vuelto muy negra en un foco continuo de problemas, la barriada de José Antonio, en El Puerto, les falló una herramienta esencial de trabajo. Por suerte, todo quedó en una anécdota aunque hay pruebas de que una patrulla de la Policía Nacional vivió una situación de riesgo evidente y sin poder contar con sus compañeros. Las transmisiones que les mantiene comunicados con la comisaría y con otros vehículos que están de servicio se quedaron sordas y mudas. Una de las ventanillas del zeta (coche-patrulla) se llevó la peor parte al recibir el impacto de una piedra.
Era la una y cuarto de la madrugada de ayer cuando saltó el aviso en dependencias policiales. Un individuo, semidesnudo y en un estado muy agresivo, estaba increpando y amenazando a otros vecinos. Un residente de la zona pedía presencia policial porque se temía que pudiera acabar agrediendo a alguien. Un coche patrulla se encargó de responder al aviso y se internó en la conflictiva barriada, conocida en la Bahía por ser el mercado más estable y descarado de drogas, donde conviven resignados vecinos que luchan por dignificar su barrio con aquellos que arriendan unas viviendas para usarlas como punto de venta de estupefacientes. Unos traficantes que han convertido en gueto una zona, donde regularmente la Policía hace batidas y desmantela estos 'chiringuitos' transformados en auténticos búnkeres. Cuando se producen redadas, los primeros en llegar son los grupos de intervención especiales porque no es terreno fácil. De ahí que la experiencia vivida por los agentes ayer de madrugada adquiera especial relevancia.
Al llegar a la barriada se acercaron al individuo que estaba provocando altercados para identificarlo y tratar de apaciguar ánimos. Resultó ser un Israel M. R., un delincuente con numerosos antecedentes penales y de 23 años. Este conocido de la Policía comenzó a alentar a otras personas que estaban presenciando la escena para que impidieran la intervención policial. La respuesta fue tremenda. Según fuentes policiales, una treintena de individuos comenzaron a arrojar piedras, barras de hierro y botellas de cristal contra la patrulla. Uno de los objetos destrozó una de las ventanillas del coche, pero no llegó a alcanzar a los policías.
Los agentes, que se enfrentaban a una situación de riesgo importante, no pudieron avisar a otros compañeros para que se acercaran a auxiliarles y proceder a detener a los agresores. Las transmisiones no funcionaban y no podían comunicar lo que estaba ocurriendo; por lo que no pudieron hacer otra cosa que marcharse de la zona. Las mismas fuentes confirmaron que el sistema de comunicación fue arreglado a las siete de la mañana; por lo que los funcionarios policiales trabajaron toda una noche sin esa herramienta esencial de trabajo.