FOROFOS
Actualizado: GuardarNo hay mayor ciego que el que no quiere ver y algo que me irrite más que ver deporte con la bandera de tu país puesta, como me dijo el otro día un buen compañero 'tuitero' en el fragor de la batalla pirenaica en el Tour de Francia. Estoy cansado de ver, escuchar y leer a gente hablando, valorando y opinando de cualquier tema deportivo guiado única y exclusivamente por su apego emocional a una persona o a un éxito ficticio del que se apoderan para sentirse realizados.
Soy consciente de que forma parte del juego, del 'no hay rival pequeño', 'los blancos no la saben meter' y en el ciclismo todo el mundo que ha ganado algo puede ser sospechoso de doparse menos Indurain, Contador y el gran Perico Delgado, que ya lleva unos añitos animando el pelotón con sus comentarios en la pequeña pantalla.
Que no, señores, que no. Que Djokovic es un jugador de tenis extraordinario, que el Europeo de baloncesto hay que disputarlo y no vale con el manido. «Si va Gasol ganamos», que la Fórmula Uno es mucho más que 'Magic' Alonso y Contador no va a ganar el Tour, aunque desearía que la semana que viene servidor tuviera que estar comiéndose sus renglones a la misma velocidad que el pinteño hubiera sacado a sus rivales de rueda para meterles entre pecho y espalda una buena minutada en los Alpes.
Criticamos con vehemencia el chauvinismo de los franceses, el patriotismo de los americanos, las 'malas artes' de los italianos o la inexpresividad de los alemanes. Todo vale con tal de no desviarnos de nuestro credo al deportista español. Y si vienen mal dadas, pues a criticar, desprestigiar y quitar valor a los éxitos ajenos. Ya sabes, calumnia, que algo queda.
Está claro que es mucho más cómodo apelar a los tópicos y mover el discurso sobre una base inmensa de banalidad que cimentar uno propio con un poquito de análisis, sentido común y perspectiva. Paradójicamente, el sustento sobre el que se han hecho grandes Nadal, Contador o Gasol.