HOMENAJE
Actualizado: GuardarEl desembarco de Quique Pina está trayendo consigo lo que se preveía: fichajes competitivos para Segunda B que por motivos económicos hubieran sido inalcanzables para el Cádiz que se planificaba para la próxima temporada hace un mes escaso. Que nadie espere una plantilla repleta de nombres rimbombantes, de esos que la experiencia confirma fracasan año tras año en una categoría tan especial como la Segunda B. Son jugadores con hambre, lo mejorcito de sus equipos (Oviedo, Córdoba, Logroñés, Eibar, Zamora y Salamanca) que aseguran sobre todo eso, competitividad. Y nos aseguran que por ahora quedan por venir los mejores.
El proyecto deportivo de la primera plantilla es ambicioso y esperanzador, máxime en una época en la que incluso los más agoreros apostaban por la desaparición. Pocos reproches. Pasaremos de un equipo que hubiera tenido serios problemas para competir en el grupo IV a otro que será claro favorito para el campeonato.
Pero el Cádiz, y eso lo sabe sin duda Quique Pina, es algo más que un equipo que pelea por subir a Segunda. Es un club histórico, de los pocos en España que ya han cumplido los 100 años pese a sus continuas luchas contra viento y marea, en un camino repleto de contratiempos. Una entidad que mira a su historia y por eso ha conmemorado esta temporada su triste centenario.
Y es una incongruencia vanagloriarte de tu historia, de tus símbolos y de tu identidad, y a su vez marginar al jugador que más veces ha vestido tu camiseta, el ídolo de la última década. Una simple palabra en un contrato, «más» de 25 partidos, le cierra las puertas de la que fue su casa. Es discutible que aún pueda rendir al máximo nivel en el Cádiz (yo creo que le queda cuerda para rato). Pero no lo es que tenga que marcharse así. Pina debe dejarle la puerta abierta, para hoy o para mañana, para cuando él quiera. Es el mejor homenaje que el club puede hacerle. Que estamos hablando de Raúl López.