Purificación y Clara, ayer tras el suceso. :: A. J. C.
Janda

Una mujer de 81 años evita a patadas que roben a su amiga

Purificación Rubio se ha convertido en toda una heroína en el pueblo y recuerda que en los últimos meses se han repetido atracos similares

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Ayer, como todos los días, Purificación y Clara salieron por la mañana temprano, a eso de las ocho «para no pasar calor», a dar un paseo por Medina. Se lo ha mandado el médico, para la circulación, y de paso van a desayunar juntas. Purificación Rubio, más conocida como 'Pura la del estanco' (pues ha regentado uno en el pueblo toda la vida) tiene 81 años; y su amiga Clara, 76. Y aunque puedan parecer dos abuelas indefensas y que caminan con algo de dificultad debido a los achaques, ayer demostraron que el valor no entiende de edades, cuando se enfrentaron a un ladrón de unos veinte años que intentó, de un tirón, robarle a Clara un cordón de oro que llevaba al cuello.

Ya se lo adelanto: no se llevó el collar a casa, pero como decía ayer una vecina, sí «unos cuantos cardenales en la pierna» de las patadas que Pura le propinó para impedir que hiciera daño a su amiga. La noticia del suceso corría por la mañana por el pueblo como la pólvora, más que por el atraco -el tercero en los dos últimos meses-, por el hecho de que mujer de 81 años, tan conocida y tan querida por todos, hubiera hecho frente con éxito a un chaval sin escrúpulos, que se marchó a la carrera cuando se dio cuenta de que se equivocaba: aquellas dos mujeres no eran un blanco fácil. Incluso el nuevo alcalde, Manuel Fernando Macías, se acercó a sus casas por la tarde para interesarse y felicitar a Pura, sin olvidarle que tuviera más cuidado la próxima vez, no le fuera a ocurrir una desgracia.

Ni la propia Pura sabía muy bien qué le entró por el cuerpo y por qué reaccionó así: «Cuando le vi que tenía las manos en el cuello de ella, me entraron ganas de echarle mano a él», contaba ayer mucho más tranquila, pues a pesar del valor, reconocía que pasó «un susto horroroso».

Su reacción fue casi instintiva: «Me defendí, no sé ni cómo. Le cogí la ropa con la mano izquierda a él y con la derecha a Clara, y con la pierna le daba al otro. Yo le decía, '¡sinvergüenza, sinvergüenza!' Pero no sé ni donde le daba las patadas», recordaba Pura, a la que en ese momento se le quitó hasta el dolor del brazo derecho que le aqueja. Qué susto se llevaría el ladrón, sobre todo al ver que salía escaldado, que ni siquiera se defendió y huyó a la carrera. Ni siquiera se llevó el botín, aunque logró romper el cordón.

«No lo había visto en mi vida. No es de Medina», aseguraba Pura, que trató de describir ante la Guardia Civil a aquel joven «de veintitantos» años. El robo se produjo a unos 200 metros del cuartel, en la avenida de Las Cortes: «Llevaba un 'nicky' blanco con una rayita marrón y unos pantalones largos. Tenía el pelo normal y la cara muy morena. Se le veía un muchacho normal, pero con muy malas ideas», relataba Pura, que recuerda que en los últimos meses se han denunciado ya al menos dos tirones similares en el pueblo: «Está la cosa muy fea, porque antes éste era un pueblo muy tranquilo».