Zapatero culpa a Merkel del ataque a España
El presidente asegura que España aguanta la presión de los mercados, aunque pagará un sobreprecio Acusa a los países «más poderosos» del euro de agravar la crisis
MADRID. Actualizado: GuardarEspaña puede aguantar la ofensiva especuladora sobre su deuda, aunque tenga que pagar un sobreprecio, pero no renuncia a señalar con el dedo a los países de la zona euro, justamente «los más poderosos», que son aquellos que la propician con sus reticencias a las fórmulas de resolver la cuestión griega. Zapatero, no se cortó lo más mínimo para lanzar esta andanada en su comparecencia conjunta ante la prensa con el presidente del Consejo Europeo, Hernan Van Rompuy, de visita en España.
Cortesía de anfitrión obliga, Zapatero elogió los esfuerzos del dirigente comunitario al frente de la UE. Pero añadió que la Europa del euro tiene una gran responsabilidad ante el agravamiento de la crisis que sacude a los países periféricos, porque debiera ser capaz de dar una respuesta «firme, articulada, clara y rápida» a la ofensiva de los especuladores. «La sostenibilidad del euro exige una apuesta por el proyecto colectivo y un altísimo ejercicio de responsabilidad», insistió. Compromisos que los mercados no perciben, al menos por ahora.
El Jefe del Ejecutivo no mencionó expresamente a Alemania o Francia, si bien la atribución de culpas quedó clara. En el origen del ataque de los mercados están las dudas sobre «la sostenibilidad de la deuda griega a medio plazo», dijo, y añadió que el debate en torno a la participación del sector privado en una nueva fase del rescate al país heleno «se abrió mal». La causa reside, sugirió, en las «agendas nacionales». Fue una velada mención a la génesis del problema: en Deauville, en el otoño de 2010, Angela Merkel, movida por intereses electorales, planteó a Nicolás Sarkozy que, de cara al futuro, en los rescates de los países en dificultades, los inversores privados (en última instancia, la banca) se vieran obligados a pagar una parte de la factura. El dirigente galo no hizo ningún tipo de ascos a la propuesta.
Desde entonces, la canciller y su Gobierno han insistido de diferentes formas en la misma propuesta. Y no les disuadió que el Banco Central Europeo enunciara muy pronto el principal obstáculo de la iniciativa, al explicar que cualquier quita impuesta se traduciría en 'suspensión de pagos' para las pautas que utilizan las agencias evaluadoras del riesgo en sus calificaciones.
«Cuando se hace una propuesta como la de explorar las fórmulas de participación del sector privado hay que definirla y evaluar sus efectos, para que resulte creíble y con la intención de que genere confianza», dijo Zapatero, y sumó la advertencia de que, de no ser así, «este camino puede provocar efectos más negativos». Van Rompuy apostilló que el Consejo Europeo «ya acordó trabajar en una cooperación voluntaria del sector privado, para no crear una suspensión de pagos selectiva ni un rechazo.»
Sobreprecio
El coste de financiación de la deuda de España se disparó el lunes a máximos históricos. ¿Acaso hubo algún dato nuevo, negativo o simplemente, peor?, se preguntó en voz alta el presidente del Gobierno, para responder a todas estas cuestiones que no era el caso. Por eso, de la reunión mantenida a primera hora de ayer entre el Jefe del Ejecutivo y Salgado salió un mensaje de tranquilidad. Pese a la gravedad de las tensiones de los últimos días, y a la negativa sacudida del 'lunes negro', las cuentas del Estado van «razonablemente bien», lo mismo que el proceso de financiación mediante emisiones y amortizaciones de deuda.
Admitió Zapatero que estas turbulencias de los mercados pueden suponer un sobrecoste para la financiación del Estado, pero precisó que existe cierto margen para asumirlo y recursos para reintegrar la deuda. Y el Gobierno confía en que sea «un fenómeno temporal, siempre que Europa tome las medidas necesarias». Cierto que la rentabilidad exigida para colocar el bono a diez años se mueve en torno al 6%, dijo, tras recordar que «en periodos de la democracia», previos al euro, España ha tenido tipos superiores.
En todo caso, Zapatero aseveró que el Gobierno se mantiene vigilante, porque es consciente de que la credibilidad que tanto ha costado ganar -una evocación a los sacrificios que arrancaron el 9 de mayo de 2010- se tiene que mantener. No hay indicios de que los compromisos propios se vayan a dejar de asumir, aseveró, pero el Gabinete asegura estar preparado ante otras eventualidades. «El plan de medidas y reformas que España puso en marcha se está cumpliendo», insistió.