
«Quiero mi moto como a un hijo»
Más de 18.000 Harley-Davidson toman las calles de Barcelona en la mayor concentración de la mítica marca
BARCELONA. Actualizado: Guardar¿Qué tiene de especial? Ruge como ninguna y sus vibraciones son únicas. Pero sobre todo está rodeada de un aura mítica que evoca a la ruta 66, a 'Easy Rider', a los años 60 y a una época en la que se podía ser libre a lomos de una buena moto. No hacía falta correr, bastaba llenar el depósito y tirar millas con los colegas.
La Harley -Davidson, la que han cabalgado desde Dennis Hopper, Elvis Presley, Neil Young, James Hetfield o Russel Crowe, tiene más de cien años de edad y con el paso del tiempo aumenta su leyenda. Porque como coinciden todos los que tienen una, no es solo una marca, es un estilo de vida. Un modo de existencia que comparten más de un millón de personas en el HOG ( Harley Owners Group), el mayor club motero del mundo, de los que 9.000 son españoles.
Buena parte de ellos volvieron a encontrarse este fin de semana en la capital catalana, en la llamada Harley Days, que acoge la concentración urbana más numerosa de Europa de las míticas motos de Milwaukee. Se dieron cita más de 18.000 vehículos de dos ruedas, montados por los más auténticos del lugar, con sus chupas de cuero, sus pañuelos en la cabeza y esa especie de exhibicionismo que les lleva a ser los más ruidosos de la carretera, como dejaron buena muestra en el desfile dominical por la ciudad.
Entre todos ellos se encontraba el cocinero Sergi Arola, con dos estrellas Michelin. Adora su Harley porque le permite olvidarse de todos los problemas de la cocina. «Si no fuera por la moto y las posibilidades que me da de evadirme, me volvería loco», afirma. «Salgo a rodar y me relajo», remata.
José María Cervera es, como dicen en el mundillo, un motero de la vieja escuela. Con 61 años se pierde muy pocas concentraciones. «He tenido motos de todo tipo, pera nunca había podido disfrutar de una Harley», asegura. Hace cuatro años, a las puertas de la jubilación, hizo realidad su sueño. «Salgo todo lo que puedo», dice. «No tanto como quisiera, se lamenta, porque a mi mujer no le gusta el mundo de la moto». Afirma que no es fácil de explicar lo que siente cuando conduce su bicilíndrica en V. «Es una maravilla, la quiero como a un hijo», se sincera. Más aún: «No puedo decir que la quiero más que a la mujer porque me pega», dice entre risas. «La cuidas más que a mí», relata que suele recriminarle su esposa.
Antonio Puertas también es veterano de guerra. «Me gusta el mundillo Custom, salir en grupo, hacer amistades....». Para él, como para muchos, la Harley es una manera de ver y entender la vida, un desahogo de fin de semana para luchar contra el estrés.
20.000 moteros españoles
Sergi, José María o Antonio son tres ejemplos de los más de 20.000 propietarios de Harley que, según Josep Grañó, director general de la firma en España, hay en nuestro país. Desde 2004 (año en el que se pone en marcha la filial para España y Portugal y cuando se celebra el centenario de la marca), la firma ha experimentado un auténtico boom en el mercado español, donde vende unos 3.000 modelos anuales.
Como señala Josep Gómez, responsable del sello Hot Dreams, bicampeón mundial en el diseño de Harley -Davidson customizadas, el espíritu Harley en España va a más. «Está de moda», afirma. «Es un clásico, dice, y por el hecho de estar tan de moda puede perder algo su misticismo, pero para eso está la posibilidad de personalizártela». «Poco a poco te la vas haciendo y tu moto sigue siendo única, esa es la gracia de la marca», remata.