Sociedad

España y Cuba

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Identificar los países menos libres del mundo sirve de muy poco si, a partir de ahí, no se puede hacer nada más. Los autores del estudio muestran cierta confianza en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, que empezó a funcionar en 2006 y tuvo unos primeros años de «pocas mejoras tangibles» con respecto a las instituciones que lo precedieron. Algunas de sus intervenciones más recientes, en cambio, han demostrado su «capacidad para promover y proteger los derechos humanos», siempre que los Estados miembros «demuestren la voluntad de situar esas prioridades por encima de sus intereses regionales, económicos y políticos».

Esta concordancia entre los países libres resulta fundamental: «No hay una estrategia que valga para todos y pueda traer el cambio a las autocracias mundiales, pero, ciertamente, una postura compartida por las potencias democráticas, incluyendo democracias nuevas como India y Brasil, podría ayudar», resume Arch Puddington. También existen otras vías de intervención, y algunas nos conciernen: «Cada democracia puede contribuir actuando contra las políticas represivas en los países donde tiene influencia -apunta el director de investigación de Freedom House-. En el caso de España, sería importante ejercer más presión sobre Cuba para que introduzca reformas democráticas, ya que tiene influencia sobre los líderes de la isla. También ayudaría una política común y sostenida de la Unión Europea sobre Bielorrusia».