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Graves disturbios calientan la principal marcha unionista

LONDRES. Actualizado: Guardar
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En la tarde del sábado, en Ballyclare, un pueblo al norte de Belfast, jóvenes manifestantes iniciaron disturbios cortando carreteras. Luego, colgaron banderas británicas y lealistas en el exterior de una iglesia católica. La Policía regional, que intentaba contener los incidentes, quitó las banderas, «unas, legales y otras, ilegales», según su portavoz.

La retirada de las enseñas fue la excusa para más graves incidentes. Los manifestantes se apoderaron de coches y autobuses y los condujeron contra los cordones policiales. En algunos casos, les prendieron fuego. Es el último episodio de agitación en barrios lealistas en las últimas semanas, que los políticos locales y los líderes de los grupos paramilitares desarmados no son aún capaces de detener.

Es la llamada sesión de las marchas unionistas, cuando miembros de las logias locales de la Orden de Orange, reservada exclusivamente a protestantes, desfilan por las calles tocando músicas asociadas a gestas históricas de los probritánicos de Irlanda. Mañana, 'el doce', es la gran celebración anual, cuando conmemoran una batalla del siglo XVII que apuntaló la supremacía protestante.

La Comisión de Marchas, creada durante el proceso de paz para mediar en los desfiles disputados -atraviesan distritos en los que grupos vecinales no las quieren-, ha dictado que uno de ellos en Belfast no puede entonar algunos himnos, que no debe tocar ningún instrumento al paso por un barrio católico y que allí la bandera británica, oficial en Irlanda del Norte, ha de ir plegada.

El ministro principal, Peter Robinson, ha criticado a la Comisión y ha pedido de nuevo su disolución. Quiere sustituirla por un organismo que represente «un nuevo comienzo, una nueva estructura y un nuevo sistema». Según Robinson, el último dictamen de la comisión es «intolerable».