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Chiclana

Paraíso de las ventas

Casi un centenar de restaurantes de carretera se distribuyen por más de 190 pagos y zonas del extrarradio Estos negocios hosteleros han proliferado en los últimos años

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Venta El Burro o Las Tetas. Pago del Cotín o El Sotillo. Algunas más conocidas, otros menos reconocibles por los turistas, Chiclana bulle en pleno extrarradio y su diseminado gana terreno al campo, al albero e incluso a las lagunas.

Según el departamento de planeamiento de la Gerencia Municipal de Urbanismo, en el término municipal chiclanero hay actualmente censado casi un centenar de ventas y restaurantes o bares de los denominados de carreteras, que aquí no lo son tanto. Este centenar de establecimientos se distribuye a lo largo y ancho de los 203 kilómetros cuadrados de superficie total que tiene la localidad, y sirve para entroncar calles y pedanías, alimentar a sus vecinos, cuidar animales, repartir el correo, dar luz y agua, vender butano, servir cafés de madrugada, alojarse y otras mil y una funciones diferentes. «Aquí han venido hasta ministros», recalca el encargado de una de estas ventas, muy cerca de la lujosa urbanización de Novo Sancti Petri, donde los bocadillos de chicharrones 'especiales' rociados con limón y sal son una especialidad exquisita.

A más de doce kilómetros de allí, en Pago del Humo, otra venta, la Venta Nueva Sorpresa, hace las delicias de los lugareños y guiris afincados en la zona. «Aquí comemos por ocho euros al salir del trabajo. Y podemos comprar casi de todo», explica Juan Romero, uno de los albañiles que cada mañana hace al menos dos altos en su camino para desayunar y almorzar en una de estas ventas. Y es que estos restaurantes de carretera son para Chiclana casi como el sol y la playa. Nadie imagina una ciudad descosida en su urbanismo por el crecimiento desmedido que ha tenido en los últimos años sin estos reductos de vida, comida y espíritu.

Algunas como la de El Florín son toda una institución y nadie sabe si estaba antes el establecimiento o la rotonda que toma de ella su nombre. Allí hace unas semanas la final de la Champions la veían varias docenas de residentes en el entorno; «pusimos cuatro televisores para hacer caja», reconocen sus propietarios. La Venta Campano, Los Cazadores o la Venta Castilla son otras de las más conocidas. En todas ellas es posible comer o cenar; y en todas ellas hay un trocito de Chiclana.