Restaurar un sistema corrupto para renacer como la SGAE 2.0
La sociedad afronta una semana decisiva para su futuro, con los socios reclamando su regeneración tras el mayúsculo escándalo
MADRID. Actualizado: GuardarTras un siglo largo de actividad en favor de los autores, la SGAE (Sociedad General de Autores y Editores) está obligada a reinventarse. La 'operación Saga', que sacó a la luz los trapos más sucios de la sociedad de gestión de derechos impulsada por Sinesio Delgado hace 115 años, ha colocado en el disparadero a su cúpula directiva y comprometido el futuro de una organización más que antipática para la opinión pública. Tras siete días de vértigo, tanto los gestores de las últimas dos décadas como los que tomaron el relevo con las impugnadas elecciones del pasado 30 de junio están en el alero.
La semana que empieza será crucial para la SGAE. Sabremos si Teddy Butista, su férrea mano rectora desde 1995, se hace definitivamente a un lado tras dos décadas de poder casi absoluto. También si la cuestionada comisión gestora es capaz de encontrar una personalidad «independiente y de prestigio» para tomar el timón de la desnortada nave en la que navegan más 100.000 autores, y si se materializa la propuesta de convocar una asamblea general que retorne al punto de partida el fallido y oscuro proceso electoral culminado horas antes de que la Guardia Civil entrara en el Palacio de Longoria por orden del juez Ruz. Sabremos, en definitiva, si la SGAE es capaz actualizar su software, restaurar su corrupto sistema operativo y renacer como la SGAE2.0 para la era digital.
Eso es, en esencia, lo que relaman muchos socios de la centenaria institución que el 16 de junio de 1899 crearon, junto a Sinesio Delgado, Carlos Arniches, los hermanos Álvarez Quintero o el compositor Ruperto Chapí. Entre los autores actuales que reclaman su regeneración hay destacadas figuras de nuestra cultura que hasta ayer supondríamos decididamente alineados con la cúpula de la SGAE y su aún máximo responsable, Eduardo Bautista.
La primera cita clave en el necesario proceso de refundación es el martes día 12. Ese día se reúne la junta surgida de unas elecciones impugnadas por «tramposas» y que, hasta nuevo pronunciamiento judicial, tiene el poder ejecutivo. Decidieron el martes apartar a José Rodríguez Neri y dejar en una suerte de limbo a Teddy Bautista, que ni ha dimitido ni parece que piense hacerlo, y lanzar una investigación interna para «depurar responsabilidades». El informe final se remitirá a la Audiencia Nacional y, si las conclusiones lo aconsejan, «la SGAE se personará en la causa para reclamar daños y perjuicios»
La junta, que asumió las funciones del Consejo de Dirección, nombrará una comisión gestora de cinco miembros -cuatro autores y un editor- que designará a su vez a una personalidad en la que se depositará el poder ejecutivo. No se han filtrado nombres, pero el perfil del candidato que se busca debería aunar conocimientos técnicos y jurídicos y encarnar cierta neutralidad política que no levante suspicacias ente las muchas sensibilidades que conviven entre los socios.
De puntillas
El miércoles comparece en el Congreso, a petición propia, la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, quien ha pasado de puntillas por la crisis de un instancia privada y que, según ella, «Cultura no estaba obligada a tutelar». Se escuda Sinde en una sentencia del Tribunal Constitucional de 1977 que atribuye a las Comunidades Autónomas las competencias para fiscalizar a las entidades gestoras de derechos. La ministra mantuvo un perfil bajo durante la semana más trágica en la historia de la SGAE, pero al final también ha invitado a Teddy Bautista a apartarse y facilitar un complejo proceso de refundación que no será ni fácil ni rápido.
Cultura sí mantiene la potestad de retirar la autorización a cualquier entidad de gestión. La ministra tiene en su despacho varias demandas de socios para intervenir la SGAE. Entre ellas la presentada por Luis Cobo, 'Manglis', socio que en 2007 denunció ante la asamblea general las irregularidades que ahora investiga el juez y de las que responsabilizó al encarcelado Rodríguez Neri.