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RUBALCABA RECUPERA LAS ESENCIAS DEL PSOE
«Tenemos que encontrar una vía rápida para la creación de empleo», dice a los suyosEl candidato socialista promete impuestos para la banca y para las grandes rentas en su discurso de proclamación
Actualizado: GuardarSe acabaron las fórmulas novedosas. Se acabó el 'republicanismo cívico' que inspiró durante varios años la acción de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. El PSOE del candidato Alfredo Pérez Rubalcaba volverá a beber de las fuentes de la socialdemocracia clásica, de la socialdemocracia, apostillan incluso algunos dirigentes del partido, «realista». El ya aspirante a la presidencia del Gobierno se presentó ayer ante los suyos con media docena de propuestas bajo el brazo, en un intento de reconectar con un electorado decepcionado e incluso enfadado por el modo en el que Ejecutivo ha gestionado la grave situación económica. «Es el momento de las políticas redistributivas para que aquellos que no han sufrido ayuden a los que sí lo han hecho y para que todos -dijo- salgamos antes de la crisis».
La 'fórmula Rubalcaba' se nutre de las señas de identidad de la izquierda: el valor de lo público y el papel del Estado como garante de la igualdad y la justicia social. Sobre esas bases construyó el candidato el larguísimo discurso -de algo más de una hora de duración- para su acto de proclamación. Ese acto que, según Zapatero, iba a marcar un «antes y un después» y que finalmente, sirvió para esbozar las líneas maestras del futuro programa socialista.
Más que un «proyecto de país», como había anunciado el presidente del Gobierno, Rubalcaba ofreció a su partido pequeñas píldoras para recuperar una trayectoria perdida. «Tenemos que presentarnos ante el electorado como 'contrapoder', que es lo que siempre nos distinguió a los socialistas», afirma un miembro de la Ejecutiva. El candidato apuntó claramente en esa dirección. Sobre todo, con su propuesta estrella: la creación de un impuesto sobre la banca para que una parte de sus beneficios se destine a intentar incorporar a los jóvenes al mundo laboral. «No podemos esperar a que la economía crezca para buscar fórmulas de creación de empleo, tenemos que encontrar una vía rápida», defendió.
Rectificación
En una línea similar, abogó por rectificar la que fue una de las promesas de Zapatero en la precampaña electoral del 2008, cuando aún no se habían hecho patentes los rigores de la crisis, y propuso recuperar el impuesto de patrimonio. Los socialistas defendieron su supresión con el argumento de que afectaba especialmente a las clases medias. Y Rubalcaba admitió que es así, pero alegó que debe ser reinstaurado, al menos, para las grandes fortunas, «que existen», aseveró.
El mensaje casa difícilmente con lo que hasta ahora se había venido oyendo al Gobierno. La tesis más extendida era la de que aumentar impuestos a las rentas altas tiene en realidad una escasa repercusión sobre la recaudación total, porque son muy pocos los contribuyentes que superan cierto límite, y puede ser contraproducente, porque incentiva el fraude. Pero Rubalcaba no quiso esta vez recurrir a argumentos que sabe impopulares. Al contrario, incluso habló de buscar la concertación en el ámbito laboral para que las modificaciones salariales y los beneficios empresariales «sigan vías paralelas» y dijo cosas como que «si los mercados han campado por sus respetos es porque alguien desde la política decidió que podían hacerlo».
La impronta de los 'indignados' del 15M se dejó sentir en varios pasajes de su intervención. En la promesa de intentar poner coto a los 'poderosos', por ejemplo, pero más aún en la apuesta por una reforma del sistema electoral que permita ganar proximidad con el ciudadano y proporcionalidad en las cámaras. Lo paradójico es que hace muy pocos meses que PSOE y PP se unieron para tumbar reivindicaciones similares de Izquierda Unida y Unión Progreso y Democracia, los dos grandes perjudicados del actual modelo.
«Cuando los ciudadanos empiezan a pensar que la política no es la solución sino el problema, que todos los políticos son iguales y que su voto no importa, la democracia tiene un problema; hay que actuar y revisar las cosas», reconoció. Entonces vino el otro guiño de relieve hacia quienes en los últimos meses se han echado a las calles para hacer patente su enfado. Prometió que el Estado participará en el control de los planes de ordenación urbanística para prevenir la corrupción. «No se trata de quitar competencias a nadie, sino de que la política sea limpia y de acordar», dijo.
Más centralismo
Otro síntoma de que han tocado a su fin el 'zapaterismo' y la defensa acérrima de la España plural, que a juicio de no pocos socialistas tanto desgaste provocó al PSOE, es que Rubalcaba no solo no tuvo reparo en defender el papel de la Administración central en ese terreno, también sostuvo que el Estado ha de ser capaz de garantizar que la inyección de dinero extra que las comunidades autónomas recibirán el próximo año por el nuevo sistema de financiación (8.000 millones de euros) se destine a Sanidad. En puridad, las partidas no son finalistas y corresponde a las autonomías las decidir cómo reparten sus recursos.
«Principios, cambio y proyecto para la mayoría de los españoles», resumió el candidato ante la atenta mirada de Zapatero. «Tenemos que recuperar el prestigio del cambio». Para el presidente del Gobierno y aún líder del PSOE tuvo unas palabras de agradecimiento por haber «dado la cara por España». Pero es evidente que su tiempo pasó. Por vez primera, ayer no habló en el Comité Federal del partido; una reunión de trámite para ratificar la candidatura de su sucesor.