El PP reclama a Rubalcaba que dimita de todos sus cargos en el Gobierno de inmediato
Sáenz de Santamaría cree que comete «abuso de poder, incompatibilidad manifiesta y arbitrariedad»
MADRID. Actualizado: GuardarLas encuestas, con la credibilidad añadida que el histórico resultado que el PP consiguió el pasado 22 de mayo, mantienen sus augurios de que Mariano Rajoy transitará hacia la Moncloa por un camino sin espinas. El líder del PP, pese a este viento tan favorable, está empeñado en frenar cualquier amago de euforia interna. Hay dos derrotas 'in extremis', como las que cosechó en los comicios de 2004 y 2008, que aportan al líder opositor una importante dosis de cautela añadida. Por ello, aunque la remontada de Alfredo Pérez Rubalcaba se antoje harto complicada, Rajoy quiere desbaratar cualquier vía que permita a su rival tomar oxígeno para iniciar la escalada y presiona para que dimita de sus cargos en el Gobierno de manera inmediata.
El presidente del PP prefiere, en uno de esos símiles ciclísticos que tanto le gustan, que sean los miembros de su equipo los que se mantengan ojo avizor para neutralizar cualquier intento de escapada del líder del equipo rival.
Rajoy, que hace meses que ordenó a Soraya Sáenz Santamaría, portavoz del grupo popular en el Congreso, y a Esteban González Pons, vicesecretario de Comunicación del PP, que «no dejarán pasar ni una», ha declinado hasta el momento referirse de manera directa a la conveniencia de que Rubalcaba deje sus cargos. De hecho, tras el último debate del estado de la nación, conminó a los suyos a presionar a Alfredo Pérez Rubalcaba para que abandonase la atalaya que le proporcionan sus tres cargos en el Gobierno, vicepresidente primero, ministro del Interior y portavoz, antes de que este sábado sea designado de manera oficial como candidato del PSOE en las elecciones generales de 2012.
Rajoy, de momento, evita pisar ese barro. «Yo lo hice», recordó el líder del PP cuando le preguntaron sobre el abandono del Gobierno. Los populares, cada vez que tienen ocasión, también juegan esa baza porque efectivamente Rajoy dejó de ser vicepresidente cuando José María Aznar le señaló como su sucesor en 2003. La cúpula popular cumple a rajatabla con estas órdenes.
Si el pasado lunes fue María Dolores de Cospedal quien calificó de «casi delictivo» tener la solución contra el paro y no aplicarla, en alusión a unas declaraciones de Rubalcaba en las que aseveró que sabía lo que había que hacer para que en España se crease empleo, Sáenz de Santamaría reclamó hoy en el Congreso la «inmediata dimisión» de Rubalcaba por entender que su permanencia en el Ejecutivo supondría «abuso de poder, incompatibilidad manifiesta y arbitrariedad».
Intereses de aspirante
Los populares son conscientes que al mantener esta campaña chocan contra una roca en forma de contradicción: ¿por qué no exigieron lo mismo a Felipe González, José Luis Rodríguez Zapatero o al mismísimo José María Aznar cuando compaginaron su condición de presidentes del Gobierno con la de candidato a la reelección? Una de las soluciones que han encontrado ha sido la de cargar las tintas en el carácter «generalista» del puesto de presidente frente a la «especialización» que otorgan a cargos como el del ministro del Interior, sobre todo porque es el máximo responsable de tutelar de un proceso electoral que ya comienza a dar sus primeros pasos, como el anuncio de la licictación de varios servicios vinculados al proceso (escrutinio provisional, sobres y papeletas, entre otros). Sáenz de Santamaría, en una comparecencia tras la reunión de la junta de portavoces del Congreso, recordó que fue el propio Rubalcaba quien adelantó que dejaría la cartera de Interior antes de las elecciones.
El PP, sin embargo, quiere más. Lo quiere todo. Anhela que Rubalcaba reduzca su presencia en los medios de comunicación a su condición de candidato, no a la de miembro del Gobierno. Lo contrario sería, a juicio de Sáenz de Santamaría, «someter la tarea del Gobierno a sus intereses como aspirante socialista».