EL CAÑO

LA LEY CONCURSAL

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Vaya situación complicada que está viviendo el fútbol español. Era un secreto a voces que tarde o temprano la hecatombe estaba por llegar y ahora se empieza a traducir en datos reales y factibles tras el descenso de 12 equipos de Segunda B a Tercera División. Un dato dramático -sin llegar a la exageración- que pone de manifiesto un cambio de modelo en el fútbol español. Una polarización que empieza a ser más necesaria de lo que muchos creían hace algunas temporadas.

Cultural Leonesa, Palencia, Castellón, Universidad de Las Palmas, Polideportivo Ejido, Alicante y Rayo Vallecano B han visto como cambiaban de categoría por no cumplir con sus obligaciones financieras, mientras que Benidorm, Cerro Reyes, Estepona, Jumilla y La Muela harán lo propio y se irán a Regional tras vivir cada uno de estos equipos un año infernal que al final ha terminado con un doble descenso que pone en serio peligro la viabilidad y el futuro de algunos de estos clubes. En definitiva, un marco que se antoja muy complicado y que solo tiene una vía de escape posible: La Ley Concursal. Una forma de actuar perversa por parte de algunas entidades, que lejos de buscar la mayor corrección con los acreedores, supone la última carta para buscar el objetivo deseado. Las finanzas en el mundo del fútbol son cada vez más profesionales, pero hasta la fecha la burbuja en la que vivía el país -y no solo la inmobiliaria- también ha propiciado que muchos equipos vivan por encima de sus posibilidades y se paguen cantidades desorbitadas que ya ninguna operadora de televisión o marca comercial puede costear. Si todo ese mareante montante se traslada a los clubes más modestos, el resultado es el que hemos visto en las últimas horas. Doce equipos que descienden de forma administrativa y que están llamados a realizar una transformación radical si quieren sobrevivir. Es urgente un cambio y que los clubes cumplan sus obligaciones.