Un policía trata de repeler el ataque de los manifestantes, armados con palos y piedras, ayer ante el Parlamento griego. :: XARIS MESSINIS / AFP
Economia

Sí al ajuste en Grecia en medio de una batalla campal

Papandreu logra el apoyo al drástico plan para evitar la quiebra mientras la calle replica con furiaA cambio de apretarse el cinturón, Atenas podrá recibir los 12.000 millones de euros prometidos por Bruselas y el FMI

ATENAS. Actualizado: Guardar
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Europa respira tranquila por el 'sí' de Grecia, a falta de la confirmación definitiva de hoy en otra votación, al brutal plan de ajuste que debe poner orden en sus cuentas, le permite recibir dinero fresco de la UE para evitar la quiebra y salva la estabilidad del euro, pero ayer en el centro de Atenas el aire era irrespirable y saltaban las lágrimas en medio del humo de los gases. La plaza de Syntagma, donde está el Parlamento y centro de las protestas con el campamento de los 'indignados', se convirtió en un infierno por los choques entre Policía y manifestantes. Habrá más sangre y lágrimas a partir de ahora, en un país ya exhausto tras un año de medidas de choque que deberá asumir grandes sacrificios con nuevos recortes de sueldos, pensiones y servicios básicos y subidas de impuestos. En total, un ajuste de 28.000 millones con gestos mayúsculos como el despido de 150.000 funcionarios o la mayor privatización de Occidente por valor de 50.000 millones. Según un cálculo del diario 'To Vima', el plan supondrá una carga de unos 2.795 euros anuales para cada familia.

El primer ministro, Yorgos Papandreu, logró finalmente 155 votos y no sufrió deserciones, pues se temían hasta cuatro en el Pasok y se arriesgaba a perder la votación, que requería una mayoría absoluta de 151 escaños. Solo le traicionó un diputado, pero recibió el apoyo de un disidente de la oposición. Hubo 138 votos en contra del partido conservador, Nueva Democracia, cinco abstenciones y dos ausencias. Papandreu recordó el ultimátum: «Debemos elegir entre el camino duro del cambio o la catástrofe».

A cambio de apretarse el cinturón, Atenas podrá recibir los 12.000 millones prometidos por la UE y el FMI, última entrega del superpréstamo de 110.000 millones pactado hace un año, y acceder a un segundo de importe similar que se decidirá en breve. En teoría, los 12.000 millones cubren gastos hasta septiembre, y el nuevo rescate salva la economía griega hasta 2014. Para entonces se supone que habrá empezado a salir del agujero, pues lleva tres años de recesión. Además ya funcionará el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo especial de emergencia que acaba de crear la UE. Eso si no hay sorpresas, porque la inestabilidad de Grecia es permanente y, por ejemplo, el resultado del primer año de austeridad no ha sido el esperado. Pero lo cierto es que, de momento, la UE ha ahuyentado un fantasma, el de una quiebra y un contagio en cadena similar al de la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Hasta el desenlace de la votación en Atenas la ansiedad en Bruselas era máxima. El 'no' al plan de choque y la bancarrota griega podían haber sembrado la desconfianza en toda la zona euro y rematar a los países en dificultades. Irlanda y Portugal, pequeñas economías, podían haberse salvado, pero la deuda de España e Italia -640.000 millones y 1,8 billones, respectivamente- habría sido inabarcable. Mejor ni pensar en lo que habría ocurrido, aunque nadie asegura que la pesadilla no vuelva a presentarse en unos meses.

Lucha callejera

Al margen de que sea una buena noticia para Europa, lo que piensan los griegos del plan se volvió a ver ayer en la calle, en el segundo día de huelga general y disturbios. Hubo mucha más gente que en la víspera, con ciudadanos de todas las edades. Impresionaba ver incluso a niños y ancianos con las máscaras antigás, un objeto que ya es de uso común. Pero también los enfrentamientos fueron aún más violentos, con momentos de gran tensión, como el asalto a unas oficinas bancarias y el desalojo del hotel King George, uno de los complejos de lujo de Syntagma.

A última hora de ayer el centro de Atenas era escenario de una batalla campal, con columnas de humo y el temor perenne de víctimas mortales. Fue un choque final de furia, frustración y vandalismo contra el sistema político en bloque, con cientos de jóvenes arrojando adoquines de mármol a la Policía, que respondió durante horas con cargas. En algunos momentos se rozó el pánico, con la muchedumbre asfixiada derrengada en el suelo.

La violencia en la calle cesará, se repararán los escaparates y algún día se levantarán las tiendas de campaña. A los griegos les ha llegado la hora de pagar la cuenta de años de excesos, aunque muchos ciudadanos consideran que no es culpa suya, sino de sus gobernantes o de una conspiración internacional. Es un país pequeño, de once millones de habitantes, y el agujero de la deuda pública es sideral, de 360.000 millones, fruto de gobiernos incompetentes y corruptos, que han tirado de la cartera sin fin para alimentar clientelismos y mantener un vasto entramado de parasitismo público.