«La muerte tampoco puede ser absurdamente retrasada»
MADRID. Actualizado: GuardarLa jerarquía católica argumenta que cabe entender como eutanasia determinadas acciones u omisiones. Por ejemplo, rechazan el «encarnizamiento terapéutico» (aplicación de terapias desproporcionadas) y aprueban la administración adecuada de calmantes, aunque ello produzca el acortamiento de la vida. «La muerte no debe ser causada, pero tampoco absurdamente retrasada», aducen los prelados. La doctrina católica sobre la muerte y el derecho a la vida parte del principio de que el sufrimiento no siempre es malo de por sí. Es más, en la declaración se sostiene que «el sufrimiento puede deshumanizar a quien no acierta a integrarlo, pero puede ser también fuente de verdadera liberación y humanización».