Alerta contra el fuego
La provincia ya está en temporada de alto riesgo de incendios. Así se preparan los retenes del Infoca
ALCALÁ. Actualizado: GuardarEn julio de 2009 las rachas de Levante arrastraron las llamas al borde de un hotel en Atlanterra, en Zahara de los Atunes. Hubo que evacuar a 700 personas y realojarlas en el colegio. A primera hora de la mañana el incendio parecía controlado, pero el fuego se rige por pautas imprevisibles. Cambia el viento, descoloca a los retenes, la línea de contención vira de un momento a otro, se rompe o se dispersa, y la situación se complica. José Antonio González, en el Centro de Control de Cádiz, ha visto cómo en el panel de alarma parpadeaban ocho avisos a la vez. Ocho focos, más o menos graves, cada uno con sus posibilidades de evolución casi aleatorias. La primera norma consiste en no confiarse. Los incendios están dominados hasta que dejan de estarlo. Nadie se va a dormir mientras aguante una brasa. La segunda regla, interiorizada por todo el sistema, desde la dirección a los peones, es que la mejor forma de apagar un fuego es evitar que se produzca. Y no es fácil. En Portugal, sin ir más lejos, llevan años intentándolo.
El Plan Infoca pasa por ser el mayor programa de conservación del patrimonio natural, el que más recursos consume y el que absorbe buena parte del presupuesto de la Consejería de Medio Ambiente en la provincia. En 2011, la inversión superará los 18,3 millones de euros. Un 80% del dinero se destina a la contratación de personal. Es lógico, si se tiene en cuenta que Cádiz cuenta con 350.000 hectáreas forestales y naturales, aproximadamente un 47,5% de su territorio. Una extensión como ésa obliga a disponer de un dispositivo profesional, capaz de atender a los trabajos de dirección, control y extinción de los incendios.
La novedad de la campaña que ahora arranca es la aplicación de un nuevo Plan de Emergencias, aprobado por la Junta de Andalucía en septiembre de 2010 y que persigue mejorar la coordinación en situaciones de riesgo, especialmente las que pueden tener implicaciones sobre la población. El decreto establece las 'zonas de peligro' en cuanto a la propagación de incendios, que en la provincia incluyen 27 de sus 44 municipios, la mayoría de la Sierra, Janda y Campo de Gibraltar.
Nadie es capaz de predecir si éste será o no un buen verano. Los condicionantes meteorológicos siempre tienen una doble lectura. Una primavera seca implica menos pastos, pero los que hay prenden más fácilmente. La temporada de lluvias influye, pero no determina. El año pasado, con unas previsiones parecidas a las del actual, la campaña se cerró con los mejores datos en Cádiz de los últimos 20 años. El 87,8% de los incendios fueron conatos. Es decir, afectaron a menos de una hectárea y los siniestros producidos tocaron unas cien en total, sobre todo de matorral. José Antonio González explica que para entender la importancia del balance en su justa medida, hay que tener en cuenta otro factor: «Es evidente que el calor va llegando cada vez antes». La temporada de alto riesgo se acaba de ampliar desde el 15 de junio al 31 de octubre. Otro daño colateral del cambio climático.
Aquí empieza todo
En el Centro Operativo Provincial chirría un altavoz abierto. Es la línea de comunicación permanente con los tres cedefos y sus 31 retenes de bomberos, 12 camiones, 50 vehículos y dos helicópteros (más uno del Gobierno central, con base en Castellar). A ellos hay sumar las torretas de vigilancia y las cámaras del Sistema Bosque, un ejemplo de aplicación de tecnología militar para uso civil. A través de los monitores, una red de cámaras instaladas en 'puntos calientes' de la provincia transmiten imágenes en tiempo real. Son operables a distancia y su alcalce es asombroso. Desde un risco situado en mitad del Parque de los Alcornocales, el 'zoom' es capaz de aproximarse a una humareda que se levanta en las cercanías de Los Barrios. Pero su gran valor es otro.
El Sistema Bosque incluye la teledetección por infrarrojos. Aunque el ejército lo proyectó con fines armamentísticos, los técnicos del Infoca lo utilizan para barrer las zonas y distinguir cualquier foco de calor susceptible de terminar en incendio. De hecho, son capaces de marcar la llama de un cigarro en un radio de diez kilómetros. Si el programa cataloga el núcleo como potencialmente peligroso, salta la alarma.
El objetivo de la 'detección' rápida es poder articular un dispositivo que permita colocar medios de extinción en cualquier rincón de la provincia en unos quince minutos. Es el plazo de tiempo en el que un 'conato' puede convertirse en un foco 'no manejable'. Y Cádiz sigue contando con seis parques naturales que proteger, algunos de ellos con parajes altamente inaccesibles.
En el cedefo de Alcalá de los Gazules se intensifica el entrenamiento de los retenes. Javier Díaz, técnico de operaciones y responsable de la preparación de los equipos, explica que, en realidad, «hace tiempo que las tareas de prevención y de formación abarcan todo el año». Durante el invierno, los trabajos preventivos incluyen tareas de desbroce de vegetación, tratamientos selvícolas, el mantenimiento de los caminos y pistas forestales y la red de cortafuegos, que abarca 800 kilómetros y que anualmente supone una inversión superior al millón y medio de euros y los 20.000 jornales.
Mientras los bomberos hacen prácticas con el 'Bell 412' (despliegan y recogen el material, se sientan según el peso, para no desequilibrar el aparato durante el vuelo), Rubén Márquez, técnico de prevención, cuenta que el Infoca también asesora a las urbanizaciones situadas en zonas forestales «para que elaboren sus propios planes de autoprotección». «Los incendios en áreas urbanas que lindan con el monte son el nuevo reto al que nos enfrentamos». La extinción se complica porque no solo hay que atacar las llamas, sino «salvaguardar la población que puede verse en peligro». Los 27 municipios incluidos en zonas de alto riesgo tienen la obligación de contar con planes locales de emergencia, que se elaboran a partir de las directrices del Infoca. «El monte es importante -resume José Antonio González- pero la prioridad absoluta son las personas».
El termómetro, en el cedefo de Alcalá, va camino de los 40 grados. Las torretas se alternan en el altavoz del centro de control para dar sus informes. «Sin novedad», dicen los técnicos. Por ahora.