SOMOS DOSCIENTOS MIL

EL GIGANTE HERIDO

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Resultan cuanto menos sorprendentes, las cifras que el pasado jueves ofrecieron los responsables económicos del nuevo gobierno municipal jerezano, compareciendo ante los medios para refrendar algo que todos sospechábamos y que no es más que la enorme deuda que arrastran las diversas empresas municipales. Deuda que, lejos de contraerse, pese a los reiterados planes de viabilidad puestos en marcha por el anterior gobierno socialista, ha seguido creciendo hasta convertirse en un problema de primera magnitud.

De todas maneras comenzaré trasladándoles una pregunta que me corroe desde hace mucho tiempo (posiblemente desde la época Pacheco) y es: ¿qué pintan las empresas municipales? Me explico. Si el Ayuntamiento de Jerez posee una Delegación de Urbanismo, donde se agrupa todo lo relacionado con la gestión del suelo, subsuelo, canalizaciones, edificaciones, solares, vías urbanas y demás, parece de chiste que, de forma paralela, incluso duplicando trámites y competencias, exista Emusujesa (Empresa Municipal del Suelo), Emuvijesa (Empresa Municipal de la Vivienda) o Ajemsa (Aguas de Jerez). Bastaría con que, en la misma Delegación de Urbanismo, existieran departamentos encargados de cada una de tales parcelas lo que, por otro lado, daría al ciudadano la imagen de una administración ágil y mejor dimensionada, acarreando además, una importante reducción de gastos por aquello de aprovechar sedes, recursos, funcionarios y demás.

Si el Ayuntamiento jerezano tiene una Delegación de Medio Ambiente, con competencias en parques, jardines y todo lo relacionado con la naturaleza, igualmente es de juzgado de guardia que el gran pulmón del término municipal de Jerez, los Montes de Propio, sean gestionados por otra empresa llamada Ememsa (Empresa Municipal de los Montes de Propio).

Incluso, rizando el rizo, si el Ayuntamiento cuenta con su Delegación de Economía, a santo de qué el tema de los tributos queda en manos de otra empresa municipal, Jereyssa. O, termino el planteamiento, si hay una Delegación de Participación Ciudadana, perfectamente la radio y la televisión municipal, entendidas como servicio de información al ciudadano (no como negocio), deberían hallarse bajo el paraguas del citado área, sin necesidad de otra empresa municipal, Jecomusa (Jerez, Medios de Comunicación). ¿Cuál es la realidad? Me da en la nariz que tanta empresa municipal, donde no hay un solo funcionario de carrera (ni los más viejos del lugar recuerdan la última vez que nuestro Ayuntamiento convocó oposiciones, policías aparte), han venido funcionando, con la vergonzosa complicidad de los sindicatos, como distintos clubes donde las sucesivas corporaciones han colocado a cuantos familiares, amiguetes, conocidos, sindicalistas y demás necesitaban un empleo, sin tener que someterse al tamiz que supone presentarse a unas oposiciones en condiciones de igualdad con los restantes opositores. Y ello, lo queramos o no, solo crea guetos económicos, contabilidades independientes, gastos descontrolados y, en definitiva, como explicaban los nuevos encargados de la economía local, pérdidas que, en el balance de 2010, suponen más de 6,8 millones de euros. Cifra que asciende de forma escandalosa al contabilizar las pérdidas globales acumuladas desde 2004, hasta superar los 28 millones de euros.

Lo triste de la historia es que, en similares condiciones, cualquier empresa privada habría presentado un expediente de regulación de empleo, un concurso de acreedores o directamente habría ido a la quiebra, algo impensable en el selecto club de empleados municipales. Evidentemente, algo hay que hacer y, en mi opinión, la solución pasa bien por privatizar determinados servicios bien por municipalizar otros. Al fin y al cabo, si los parques los cuidan una empresa privada y las calles se limpian por otra también privada, ningún inconveniente existe para que, por ejemplo, la tele municipal pase a manos del empresariado privado. Paralelamente, el trabajo de muchas concesionarias es perfectamente asumible por nuestro Ayuntamiento, dando así cabida al ingente número de trabajadores ociosos que pululan por las dependencias municipales.

Además, este tipo de medidas deberán ser adoptadas sin pudor alguno. Si es posible, previo pacto al que presten su consenso todos los interesados, desde la corporación al completo hasta la más minoritaria de las fuerzas sindicales. No obstante, frente a pactos imposibles, deberemos conformarnos con transparencia, contar verdades y, llegado el caso, tomar decisiones, aunque estas sean ser drásticas y exijan algún despido. Es la única solución y de momento, parece que el PP quiere comenzar por buen camino.