Los pétreos amigos de Carlos III
Actualizado: GuardarHace 15 días que la Puerta del Sol de Madrid dejó de ser una amalgama de indignación, rostros tan púberes como esperanzados, polémica y anhelos de cambio. Pero muchos siguen aprovechando la coyuntura. La falta de limpieza que los contrarios al espíritu del 15-M achacaron a los acampados no se acalló ni cuando se marcharon dejándolo todo como la patena. La plateada señora de la limpieza de la foto juega aún con el debate. Sonriente y concentrada, la estatua humana se afana en fregar los adoquines del centro de Madrid en cuanto tintinea una moneda.
A Sol ha vuelto hasta Bob Esponja, otra estatua viviente habitual y que durante la acampada se exilió a la Plaza Mayor. Había que seguir pasando el plato y eludir ruinas como las alegadas por los comerciantes. Aún mantienen su petición de indemnización de 30 millones. Los pétreos artistas han regresado ahora junto al kilómetro cero. Todo este tiempo, en Sol solo ha aguantado inamovible una estatua: la de Carlos III en su caballo. Qué remedio, majestad...